“Porque llegan a fin de mes haciendo magia con el dinero.
Porque lanzan conjuros varios contra la subida de los precios.
Porque están al mismo tiempo en varios lugares: la oficina, lavando, planchando, sirviendo la cena y otros quehaceres.
Porque son capaces de convertir en culebra, con la mirada… a aquella mujer que le sonrió a su novio o marido.
Porque pueden preparar toda clase de pociones mágicas, para curar cualquier herida del cuerpo o del alma…
Porque pueden volar hacia el lugar donde las necesitan.
Porque pueden sobrevivir a pesar de las hogueras, que la vida les presenta a diario.
Porque pueden enfrentarse a más de un inquisidor defendiendo sus justos ideales.
Porque hablan con las plantas para hacerlas crecer en un cálido ambiente de cariño.
Porque se comunican con los animales ( ¿Hombres?) hablando en el idioma del amor hacia todo ser viviente.
Porque presienten cuando algún amigo necesita de su consuelo o su presencia.
Porque practican la telepatía a diario, adivinando los pensamientos de aquellos a quienes aman sin necesitar de palabras para traducirlos.
Porque tienen la capacidad innata de hechizar a aquel hombre especial.
Porque son varias personas en un solo cuerpo: hija, hermana, esposa, madre, amante, compañera y amiga.
Porque poseen el don de adelantarse a los acontecimientos sólo por intuición.
Porque ven el futuro proyectado en sus sueños.
Porque consiguen cosas muchas veces inalcanzables para los hombres sólo con su dulzura.
Porque son maestras en el arte de la alquimia al recuperarse de un fracaso.
Porque crean la fantasía en la imaginación de un niño.
Porque mágicamente son ambigüas a la vista: suaves como la seda pero con el interior de diamante.
Porque con el don de la fascinación consiguen más logros.
Por esto les mando un beso grande, a mis amigas “grandes mujeres”, gracias por ser como son.”
