Aprendiendo del Amor

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Publicado en Oraciones

“No hay Amor más grande que el de aquél que entrega la vida por los demás”

“Palabras de Jesús acerca de su Pasión según San Mateo

“Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos; pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza”.

Mat. 8, 20

Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Mat. 16, 21

Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: “El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres: lo matarán y al tercer día resucitará”. Y ellos quedaron muy apenados.

Mat. 17, 22

Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará”.

Mat. 20, 17

Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

Mat. 20, 26-28

Ya saben que dentro de dos días se celebrará la Pascua, y el Hijo del hombre será entregado para ser crucificado”.

Mat. 26, 2

Jesús se dio cuenta y les dijo: “¿Por qué molestan a esta mujer? Ha hecho una buena obra conmigo. A los pobres los tendrán siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre. Al derramar este perfume sobre mi cuerpo, ella preparó mi sepultura.

Mat. 26, 10-13.

“Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: “El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos”. Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.

Mat. 26, 18-19

“Les aseguro que uno de ustedes me entregará”.

Mat. 26, 21

Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen y coman, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, diciendo: “Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los pecados.

Mat. 26, 26-28

Les aseguro que desde ahora no beberé más de este fruto de la vida, hasta el día en que beba con ustedes el vino nuevo en el Reino de mi Padre”.

Mat. 26, 29

Después del canto de los Salmos, salieron hacia el monte de los Olivos. Entonces Jesús les dijo: “Esta misma noche, ustedes se van a escandalizar a causa de mí. Porque dice la Escritura: Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño. Pero después que yo resucite, iré antes que ustedes a Galilea”.

Mat. 26, 30-32

Jesús le respondió: “Te aseguro que esta misma noche, antes que cante el gallo, me habrás negado tres veces”.

Mat. 26, 34

Cuando Jesús llegó con sus discípulos a una propiedad llamada Getsemaní, les dijo: “Quédense aquí, mientras yo voy allí a orar”.

Mat. 26, 36

Entonces les dijo: “Mi alma siente una tristeza de muerte. Quédense aquí, velando conmigo”.

Mat. 26, 38

Y adelantándose un poco, cayó con el rostro en tierra, orando así: “Padre mío, si es posible, que pase lejos de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.

Mat. 26, 39

Después volvió junto a sus discípulos y los encontró durmiendo. Jesús dijo a Pedro:

“¿Es posible que no hayan podido quedarse despiertos conmigo, ni siquiera una hora? Estén prevenidos y oren para no caer en la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil”.

Mat. 26, 40-42

Se alejó por segunda vez y suplicó: “Padre mío, si no puede pasar este cáliz sin que yo lo beba, que se haga tu voluntad”. Luego volvió junto a sus discípulos y les dijo:

“Ahora pueden dormir y descansar: ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores. ¡Levántense! ¡Vamos! Ya se acerca el que me va a entregar”.

Mat. 26, 42-46

Jesús le dijo: “Amigo, ¡cumple tu cometido!”. Entonces se abalanzaron sobre él y lo detuvieron. Uno de los que estaban con Jesús sacó su espada e hirió al servidor del Sumo Sacerdote, cortándole la oreja. Jesús le dijo: “Guarda tu espada, porque el que a hierro mata a hierro muere.

Mat. 26, 50-52

¿O piensas que no puedo recurrir a mi Padre? Él pondría inmediatamente a mi disposición más de doce legiones de ángeles. Pero entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras, según las cuales debe suceder así?”. Y en ese momento dijo Jesús a la multitud: “¿Soy acaso un bandido, para que salgan a arrestarme con espadas y palos? Todos los días me sentaba a enseñar en el Templo, y ustedes no me detuvieron”.

Mat. 26, 53-55

Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Además, les aseguro que de ahora en adelante verán al Hijo del hombre sentarse a la derecha del Todopoderoso y venir sobre las nubes del cielo”.

Mat. 26, 64

Jesús compareció ante el gobernador, y este le preguntó: “¿Tú eres el rey de los judíos?”. Él respondió: “Tú lo dices”.

Mat. 27, 11

Hacia las tres de la tarde, Jesús exclamó en alta voz: “Elí, Elí, lemá sabactani”, que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.

Mat. 27, 46

Y cómo lo anunció, al tercer día resucitó de entre los muertos, y cuando ascendía a los cielos nos afirmó que estaría con nosotros hasta el fin del mundo: “Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, entonces, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado.

Y yo estoy con ustedes hasta el fin del mundo”.

Mat. 28, 19-20

 

 

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