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No todo es práctica en el ajedrez
Por Santiago Campillo

¿Cómo relacionamos el ajedrez con la inteligencia? Un reciente
estudio demuestra que este juego no es solo una mera cuestión
de práctica; la inteligencia interpreta en él un papel destacado.

A nadie le resulta extraño asociar el ajedrez con la Inteligencia, por supuesto.
Sin embargo, este tema tiene mucha más controversia de lo que parece. Hay
quién argumenta que jugar bien al ajedrez es cuestión más de práctica que de
inteligencia. Pero también están los defensores de las capacidades intelectuales
como ventaja en el juego. Y entre medias, los investigadores siguen tratando de
responder a preguntas como ¿qué es la inteligencia? o ¿cómo afecta a una
partida de ajedrez? Y parece que por fin tenemos algunas buenas respuestas.

El eterno debate ¿resuelto?
Como decíamos, algunos expertos del ajedrez, al igual que muchos
investigadores, están convencidos de que en realidad la capacidad de jugar
bien al ajedrez se debe principalmente a la práctica. Cuanto más y más se juega,
mejor se hace. Esta cuestión es importante porque en realidad no sólo
hablamos del ajedrez. Hablamos de prácticamente cualquier actividad
intelectual que ejercemos. Como si fuera un avatar, el ajedrez representa la
capacidad humana. Y el debate sobre si es la inteligencia o es la práctica la
que hace al experto es de sumo interés. Pero volviendo al ajedrez, existen
algunas evidencias que relacionan la experiencia con el éxito más que la
inteligencia. Sin embargo, estas evidencias parecen haber quedado a un lado
tras el meta-estudio presentado por la Universidad Estatal de Míchigan. En él se
han repasado unos 2.300 trabajos estudiando este mismo tema para obtener
un resultado.

Y sí, la inteligencia parece estar inherentemente relacionada con el ajedrez. Es
decir, que una capacidad cognitiva mayor hace que el jugador sea mejor. Para
poder dejar cualquier atisbo de duda fuera de la ecuación, los investigadores
han analizado exhaustivamente todos los trabajos relacionando indicadores de
inteligencia (como el coeficiente intelectual) con clasificaciones y puntuaciones
en ajedrez (ELO). Según el resultado, los más jóvenes y jugadores más
inexpertos están más relacionados con la inteligencia que los jugadores
profesionales o más veteranos. Este resultado, aunque pudiera relacionarse con
la práctica, explican sus autores, en realidad se manifiesta porque en los
estratos más altos de las clasificaciones se encuentra gente “privilegiada”
intelectualmente hablando. Cuanto más alto, más difícil es encontrar diferencias
significativas en los indicadores de inteligencia, según explican.

¿Qué es la inteligencia?
Este estudio refuta la hipótesis que explica que el ajedrez es fundamentalmente
una cuestión de práctica
Pero antes de cantar victoria deberíamos hacernos una serie de cuestiones
básicas. La primera y más necesaria es ¿qué es la inteligencia? Todos tenemos
una idea (un tanto vaga) sobre su naturaleza y utilidad. Pero ¿realmente se
puede medir? Existen indicadores que tratan de numerar y clasificar
“lo inteligente” que es una persona. Estos han sido criticados y revisados a lo
largo de la historia por un ejército de expertos. Y aún así, hoy día no tenemos
muy claro cómo medirla. El equipo de investigación ha tomado como
referencia todos los trabajos que contemplaban valores de capacidad cognitiva
(como el mencionado coeficiente de inteligencia) para poder trabajar sobre un
valor “objetivo”.

La inteligencia, como el ajedrez, no es cosa fácil
Pero recordemos que estos mismos valores han sido criticados en numerosas
ocasiones. Así que el equipo de investigadores no dudan en dejar claro que
este estudio muestra que la inteligencia sólo es un factor más. Una pieza en
un puzle muy complejo al que le faltan muchas partes. Otro detalle importante
que hemos de resaltar, también, es que este estudio relaciona
“significativamente” una mayor inteligencia con un mayor éxito en el ajedrez.
Pero como de costumbre, la causalidad no siempre es lo mismo que la
casualidad. Es decir, el que coincidan los dos factores (inteligencia y éxito) no
tiene por qué significar que una cosa lleve a la otra.

Los autores del trabajo, no obstante, ven la relación bastante clara. Aún así,
muestran cierta precaución merecida a la hora de hacer afirmaciones. Lo que sí
declaran con rotundidad (y probablemente de manera justificada) es que su
estudio refuta la hipótesis de que convertirse en un experto en el ajedrez no
es sólo una cuestión de práctica, sino que la inteligencia juega un papel clave
en ello. ¿Podemos trasladar esta misma hipótesis a otros aspectos de nuestra
vida? Bueno, esa pregunta tendrá que ser contestada con rotundidad en otra
investigación

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