Dicho en el 2005

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Publicado en Arboricultura, Ecología, VISIBILIDAD

CENSAT AGUA-VIVA:
Boletin Censat 170

Mucha información ha circulado en la prensa internacional sobre el posible uso de biodiesel como un combustible ecológico, que no produciría efectos en el calentamiento global, y que a su vez podría dar salida a las millones de hectáreas de soya transgénica sembrada en el Cono Sur. ¿Representa esto una alternativa ecológica al petróleo?
Dado que los países que han ratificado el Protocolo de Kyoto tiene que cumplir con ciertas obligaciones en relación a sus emisiones de CO2, y que en otros foros internacionales se han comprometido a reemplazar en un 20% el uso de gasolina y diesel por otras fuentes sustentables hasta el año 2020 (este es el caso de los países miembros de la Unión Europea), han surgido una serie de industria, consultores y firmas especializadas que trabajan para convertir a estas obligaciones, en un negocio.
Lo que se prevé para el futuro es que aunque se vaya sustituyendo poco a poco a los combustibles fósiles por otras formas de energía, las empresas petroleras seguirán jugando el papel mas relevante en esta sustitución, y utilizarán la misma infraestructura que tienen ahora, con algunas adaptaciones, por ejemplo en la distribución de combustibles para automóviles y otros transportes que requieren de este tipo de energía.
Se han identificado como alternativas al transporte motorizado las siguientes formas de combustibles: Gas natural, Hidrógeno, Bio combustibles, Combustibles biomasas-a-líquidos (BTL) y Gas licuado de petróleo.
Los biocombustibles
Varios países europeos han establecido metas para utilizar de manera creciente biocombustibles como sustitutos a la gasolina y el diesel.
Los biocombustibles incluyen el etanol y el biodiesel, que son obtenidos de cultivos agrícolas convencionales como oleaginosas, azúcar o cereales. La Unión Europea ha establecido que para el año 2010, el 6% de los combustibles serán biocombustibles y se espera que para el año 2020, el porcentaje será del 8%. Sin embargo, es muy poco probable que Europa dedique sus suelos a este tipo de cultivos.
En este nuevo escenario mundial, los países del Tercer Mundo están jugando un papel importante: ellos dan la tierra y su fertilidad, mano de obra barata y se quedan con todos los pasivos ambientales para el establecimiento de grandes plantaciones de las que se refinará los biocombustibles. Tal como sucede con la industria petrolera, la creciente demanda europea por biocombustibles significará que el Tercer Mundo se convierta en la fuente de abastecimiento para esta nueva industria. De hecho, al momento, el principal proveedor de bioetanol en el Reino Unido es Brasil.
Empresas dedicadas al negocio del biodiesel han puesto sus ojo en países de América Latina, África, Asia y el Pacífico pues consideran que en estos pueden conseguir materia prima a precios competitivos. De acuerdo a declaraciones hechas por el CEO de la empresa D1 Oils, ellos están ya trabajando con plantaciones de un cultivo llamado Jatropha para la producción de biodiesel desde Ghana hasta Las Filipinas, pasando por la India, Madagascar y África del Sur. Hasta el momento han establecido 267.000 Ha y tienen la intención de extenderse hasta 9 millones de Ha en el futuro.
De acuerdo al Consejo Británico para la Protección de Cultivos (BCPC) el uso de cultivos transgénicos para la industria de biocombustibles será inevitable. Ya el Presidente Lula de Brasil ha declarado que la soya transgénica será usada para biocombustibles y la soya buena, para el consumo humano. Argentina también adelanta planes para transformar su soya transgénica en biodiesel. La industria considera que para el procesamiento de bio combustibles, se tienen que construir grandes plantas de refinación cercanas a las zonas agrícolas o forestales, que es donde se encuentra la materia prima. Esto dependerá si el biocombustible se vende en su forma pura o en mezclas. Generalmente los biocombustibles se mezclan con gasolina o diesel convencional. Las formas de transporte serían similares a las que se utilizan en la industria petrolera. Se predice que la industria petrolera, con el fin de mantener el control sobre la distribución de combustibles, entrará en acuerdo con estas nuevas empresas especializadas, ya que en muchos casos, la cadena productiva puede ser muy compleja.
Para refinar biodiesel se utiliza un método de transesterificación a través de un rompimiento catalítico de las cadenas de ácidos grasos del aceite crudo hasta transformarlo en alcohol éster (biodiesel) y glicerina.
¿Es este un negocio en el que todos ganan?
Aparentemente este es un negocio en el que todos ganan. Las emisiones europeas de CO2 disminuyen, los países del Tercer Mundo incrementan sus exportaciones mejorando la vida de las poblaciones rurales. Sin embrago, la realidad es muy diferente.
Sobre el tema del cambio climático, se dice que durante el crecimiento de las plantaciones, estas absorben CO2. Esto solo es verdad dependiendo de qué había en el suelo antes de que se establezca la plantación. Como la industria tiene planes de expandirse exponencialmente, es posible que esta ocupe zonas forestadas con vegetación primaria o secundaria, como sucede ya con las plantaciones de soya en Argentina (que van desplazando poco a poco a los bosques de quebracho en el Chaco), Paraguay (donde la soya reemplaza Pantanal, Mata Atlántca y Chaco) Aun más dramático es el caso del Brasil donde se reemplaza bosque amazónico, pantanal, mata atlántica, cerrado y caatinga por soya. En todos estos caso, el balance de absorción de CO2 es negativo.
Pero por otro lado, el momento en que se quema el biodiesel se vuelve a generar CO2, como producto de la combustión. Adicionalmente se generan otros gases que producen el efecto invernadero como producto del cultivo mismo, la refinación y la distribución del biocombustible. Entonces podemos decir que el uso de biocombustibles genera emisiones de CO2 y otros gases relacionados con el calentamiento global. Sobre los beneficios sobre los países portadores de la materia prima, estos pueden ser muy nefasto.
En primer lugar tenemos la destrucción de bosques y otra vegetación originaria, tal como se describió anteriormente, pero además, la expansión masiva de estos cultivos significa un atentado a la soberanía alimentaria de los pueblos, porque estos dejan de producir alimentos para su población, con el fin de producir “combustible limpio” para los países europeos. Así por ejemplo, en Argentina se planea incrementar la producción de soya a 100 millones de toneladas, lo que significará un altísimo costo ambiental y social para el pueblo argentino, como el despoblamiento del campo, la creciente deforestación y desertificación de los suelos, y por consiguiente a mayor hambre en las poblaciones por iniquidad social y crecientes desplazamientos de otros cultivos alimenticios. Una agricultura a gran escala, como la que se requiere para cubrir la demanda por biocombustibles, es altamente demandante de insumos (derivados de petróleo), los que a más de producir mayores emisiónes de CO2) son contaminantes ambientales.
Las predicciones para Brasil son más alarmantes, pues este país podría convertirse en el líder mundial en la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, con todos los impactos que esto supone. Aunque en Brasil los biocombustibles han sido obtenidos de caña, la creciente expansión de la soya (¿transgénica?) hará inevitable una sustitución hacia este cultivo
Ya en días pasados, el gobernante español Zapatero anunció que a través de Repsol va a instalar una planta de biodiesel en León. Se predice que la materia prima se obtendrá cultivos oleaginosos y que vendrá de regiones donde “la mano de obra y la tierra sea barata y se permitan los cultivos transgénicos. Esto es, el Cono Sur.
Para buscar soluciones al modelo energético actual, no basta con pensar en soluciones tecnológicas o en sustituir una fuente energética por otra, sino en pensar en nuevas sociedades sustentables, decentralizadas y justas.
Fuentes:
Grupo de Reflexión Rural. 2005. Argentina
Energy Institute. Petroleum Review. Suplemento Especial sobre nuevos combustibles. Septiembre 2005.
ASAJA León. 2005. ‘Aquejados por la fiebre del biodiesel’. El anuncio de Zapatero de traer de la manos de Repsol una planta de biodiesel a León ha generado no pocas expectativas dentro y fuera del mundo agrario.

http://pr77.quiminet.com/combustible%2Becologico.htm?rq=1

http://vidanatural.jaimaalkauzar.es/el-calentamiento-global-ya-ha-empezado-a-transformar-el-planeta-segun-un-estudio.html#more-72

Los cambios más significativos que propicia el calentamiento global están en marcha en todos los continentes y la mayor parte de los océanos, afirma un estudio que viene a confirmar y reforzar las conclusiones del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre la Evaluación del Clima (GIEC) de la ONU acerca del origen y el impacto del cambio climático.
El texto, publicado en la revista científica británica “Nature”, subraya que esos cambios en los sistemas naturales desde al menos los años 70 “tienen lugar en regiones donde se observaron aumentos de temperatura”, que “no pueden ser explicados por las solas variaciones climáticas naturales”.
La investigación se basa en fenómenos tan variados como el movimiento de ciertas especies hacia altitudes y latitudes más elevadas en el hemisferio norte, el deshielo de los glaciares o las migraciones de las aves en Europa, América del Norte y Australia.
Relación empírica
La principal novedad que aporta este trabajo es que, por primera vez, se relacionan empíricamente los cambios observables en los sistemas biológicos y físicos con los efectos del cambio climático producidos por el hombre. Los autores contrastaron la evolución térmica con las transformaciones físicas y biológicas registradas en diversas zonas durante los últimos 30 años, llegando a la conclusión de que la acción humana ha modificado, de modo permanente, los ecosistemas de todo el planeta.
— Según este estudio, la acción humana ha modificado, de modo permanente, los ecosistemas de todo el planeta —
“Los seres humanos tienen una influencia sobre el clima a través del aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero y el calentamiento del planeta tiene un impacto en los sistemas físicos y biológicos”, señaló Cynthia Rosenzweig, una de las responsables del estudio y miembro del Instituto Goddard para estudios espaciales de la NASA y del Centro de Investigación sobre Sistemas Climáticos de Columbia, en Estados Unidos.
El equipo de investigadores afirma categóricamente que el aumento global de las temperaturas no responde a ciclo natural alguno, y que las regiones menos habitadas son las que menos variación térmica han experimentado. De este modo, Europa y Norteamérica, debido a su industrialización, son las más afectadas, mientras que la Antártida presenta una curva térmica mucho menos pronunciada.
Aparte del uso de los gases de efecto invernadero, el estudio apunta a los cambios del uso de la tierra, las técnicas de explotación de los recursos naturales o la polución como las principales causas del fenómeno.
Aumento del CO2
Según el GIEC, la mayor parte del aumento constante de la temperatura media del planeta desde mediados del siglo XX se debe, probablemente, al aumento de los gases con efecto invernadero emitidos por el hombre.
De momento, la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera ha alcanzado una cifra récord a nivel mundial, 387 partes por millón (ppm), según las mediciones realizadas desde el Observatorio Mauna Loa, en Hawai.
— La Tierra está perdiendo su capacidad natural para absorber millones de toneladas de CO2 al año —
Los investigadores consideran que este dato podría indicar que la Tierra está perdiendo su capacidad natural para absorber millones de toneladas de CO2 al año. En este sentido, advierten de que si una mayor cantidad de este gas permanece en la atmósfera, las emisiones tendrán que recortarse por encima de lo previsto para evitar que la temperatura aumente hasta niveles peligrosos.
Con el fin de paliar la merma de la capacidad terrestre de secuestrar el dióxido de carbono y evitar, de paso, la pérdida de biodiversidad, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA) ha anunciado que prevé plantar un árbol por cada tres habitantes del planeta hasta la próxima convención climática de 2009, que se celebrará en Copenhague. Más allá de esa fecha, el objetivo de Naciones Unidas es que un total de 7.000 millones de nuevos ejemplares de árboles cubran la Tierra.
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