Publicado en La Meditación
Cuando tenía 12 años, ser vieja era pintarse la boca y usar sostén.
Cuando llegué a los 20, me parecía que una mujer de 45 estaba al borde de la tumba.
A mi edad actual, las personas de 87 años me parecen ancianas
Cuando yo los cumpla, ¿Andaré con bastón y tendré cataratas? ¿Me obsesionarán las combustiones internas? ¿Quién sabe como me sentiré entonces?
Hoy, hago lo que hacen todos: proyecto mi futuro en términos de lo que sabemos ahora.
La vejez, como abstracción, nunca llega. Análoga a un globo aerostático, permanece siempre, cómodamente, delante de nosotros.
Margery Finn Brow