La adicción a la droga, enfermedad tratable

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Publicado en Correspondecia Recibida

Por Jorge Eduardo Hartmann Paz.
En diferentes ciudades han estado llamando la atención insistentemente los defensores del consumo de marihuana, solicitando permiso a las autoridades para exponer sus argumentos que justifican para su conveniencia , la dependencia a la sustancia.

Se han organizado personas de diferentes lugares, aún los vecinos de Venezuela, con una publicidad impactante en el medio de los consumidores, “La fumatón”.

Al respecto, las autoridades y la sociedad de Cúcuta ha producido repudio, con toda razón, ya que el concepto que hay de los adictos a las sustancias psicoactivas, incluyendo la marihuana es de rechazo y pánico; pues se han instalado en los parques para niños, y sitios públicos de varios barrios de la ciudad, vulnerando los derechos de las familias, posesionándose para sus prácticas de consumo, distribución y venta; con el agravante de la violencia, el atraco y la intimidación a las vecindades, que han tenido que refugiarse en sus casas, dejando de disfrutar los padres e hijos de estos lugares de esparcimiento.

La comunidad está miedosa por la ausencia de la fuerza pública en varios sectores de la ciudad, les hacen llamados insistentes a las autoridades competentes para que asuman el control y al fin pasan en sus motos dos o tres veces; pero la situación cada vez empeora para muchas familias cucuteñas. El daño irreparable es ver como a través de estos grupos de adictos se está promoviendo el consumo en niños y adolescentes activándose en ellos el “fisgoneo”.

La Alcaldía, en dos oportunidades, se ha negado rotundamente a la solicitud de los organizadores de la “Fumaton”, en el parque Simón Bolívar del barrio Colsag, por razones obvias. Aunque en otros parques de la ciudad se realiza permanentemente esta actividad, con la misma sustancia, por otros miembros que impusieron esta práctica sin ningún permiso como lo mencioné anteriormente; esta situación nos muestra el privilegio que se les da a otros lugares de la ciudad, habitado por personas influyentes que con conocimiento de causa hablan a la administración, recibiendo respuesta inmediata.

Ante la insistencia de los consumidores de droga para presionar la legalización, a través de estas actividades en lugares públicos, la alcaldía debe alternar este avance incontrolado de adicción en la ciudad apoyando proyectos y facilitándolos a través de recursos, además de promover un trabajo inmediato en todas las instituciones educativas sobre la prevención de sustancias psicoactivas; y al tiempo acceder a habilitar centros especializados para la atención y Rehabilitación.

En Cúcuta tenemos una atención profesional de desintoxicación para los adictos que reconocen el peligro y el daño de la droga en su parte física y psicológica, pero cuando terminan este proceso lo más conveniente sería remitirlos a una fundación que cumpla los requisitos y estatutos del Instituto Departamental de Salud cerca al lugar de residencia del paciente para proseguir con el proceso de rehabilitación, pero no existe.

Ante esta situación de abandono y negación de parte de los entes gubernamentales a esta población especifica, estamos corriendo el riesgo con los pacientes, la mayoría jóvenes; dados de alta de este lugar de desintoxicación, de que recaigan, frenando así abruptamente el tratamiento, al no haber ninguna I.P.S-CAD habilitada en Norte de Santander, donde se pueda enviar para continuar el proceso; el cual sería beneficiado en su totalidad del pago de su Rehabilitación por la E.P.S.

Muchos pacientes, por las recaídas permanentes, acuden cada vez más a desintoxicarse con el peligro de tener que ser formulados aumentando las dosis para calmar la ansiedad, corriendo el riesgo de crear dependencia a los medicamentos y a su vez mantener el consumo.

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