Publicado en Sicología
Siempre hay que entender la dualidad. Ella se da en todo: derecha e izquierda, adelante –atrás, arriba-abajo, polos positivo-negativo etc.
Entonces hay que entender que así como tenemos yerros también tenemos aciertos.
Los errores o dificultades que tengamos nos llegan para hagamos cambios en nuestro ser, hacer y tener. Las razones espirituales para que algo aparentemente amenazador se os presente tienen que ver con alguna experiencia que debemos enfrentar y de la cual por muy dolidos que estemos, la verdad es que vamos a salir fortalecidos para enfrentar nuevas pruebas. Con el tiempo, reconoceremos el beneficio de esa aparente amarga experiencia de vida.
Recuerde que somos como un imán: atraemos lo que merecemos…
Es importante empezar por reconocer en nosotros mismos lo que valemos.
No hay victoria sin méritos y si queremos que nos lo reconozcan, debemos valorarnos por lo que en realidad sentimos que valemos. Si nos valoramos por lo que merecemos y somos conscientes y honestos con nosotros mismos, el mundo alrededor se darácuenta de ello automáticamente.
No se trata de “pordebajiar” a los demás para sentirnos bien. Quienes viven viendo que tienen ellos que no tiene el vecino o viceversa, siempre terminan en vanos y amargados.
Es importante reconocer en los demás sus aciertos y valores. No hay que esperar que hayan muerto para hacerles sentir nuestro reconocimiento y aprecio.
Lo que también hay que evitar es volverse un “llorón de la vida” o un resiganado o un quejetas que quiere que el mundo se haga a su imagen semejanza pero, sin hacer ningún esfuerzo por transformarlo. Sin mérito no hay victoria.
Reconozcamos que nadie es autosuficiente y que nadie solo consigue la felicidad.
En el servir para ayudar sin esperar nada cambio es el inicio de la paz y prosperidad
