Las cosas claras y el chocolate espeso

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Publicado en Observatorio

“Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación del Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gusto, a causa de su sabor amargo, por lo que utilizado con fines medicinales exclusivamente.

Posteriormente cuando a unas monjas del convento de Guajaca se le ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causo furor, primero en España y luego en toda Europa.

En esos tiempos mientras la Iglesia de debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía cual era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro. Los ganadores fueron finalmente los que se inclinaron por el chocolate cargado por lo que la expresión “las cosas claras y el chocolates espeso” se popularizo en el sentido de llamar las cosas por su nombre”.

 

 

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