Para todos sin excepción alguna

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Publicado en Armonía, Esoterismo, La Meditación, Magia Blanca, Yoga

FILOSOFIA HINDÚ.
Maya : La energía de la ilusión
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Sri Bhakti Aloka Paramadvaiti Swami Maharaja

Hoy, mis queridas amigas y amigos, deseo hablarles de cómo la ilusión se manifiesta de muchas formas. Una de las más poderosas es creer que somos un cuerpo físico, compuesto de carne, huesos, sangre, células y moléculas en continua transición. Sí, efectivamente, el cuerpo se compone de estos y otros elementos materiales, pero es evidente que la identidad y la conciencia no desaparecen cuando perdemos alguna parte del cuerpo, por ejemplo, el cabello. Si perdemos una parte del cuerpo y percibimos que somos la misma persona a pesar de este hecho, es porque nunca fuimos esa parte del cuerpo, aunque pueda ser una herramienta valiosa, como lo son los ojos o las manos. No somos el cuerpo material, éste es transitorio; somos más bien los observadores de la materia temporal.

Krishna, como es llamado también Dios, dice en la escritura sagrada llamada Bhagavad-gita: “Desde el planeta más elevado del universo material hasta el más bajo, todos son lugares de sufrimiento en los que tiene lugar el ciclo del nacimiento y la muerte” (8.16). Por eso, el Señor nos dice: “comprende que tú no eres un cuerpo físico, que estás por encima de la mente, que estás encima del intelecto, toma las riendas de los sentidos a través de la mente y conduce este vehículo del cuerpo humano para vencer a esa lujuria que te tiene cautivado”. No es nada fácil entender estas cosas, pero si uno tiene el deseo fuerte de encontrar el
amor verdadero no puede evitar este paso. Es imposible vencer esta existencia material sin controlar la lujuria. A partir de esta cita podemos deducir que creer que somos el cuerpo resulta problemático por su naturaleza temporal; lo mismo sucede con el esfuerzo gastado en las metas Maya: la energía de ilusión. Dedicarnos a estos asuntos materiales nos lleva a desatender lo importante: el alma, y distanciarnos de la esencia de la vida: el servicio a Dios. Según las Escrituras Védicas, el alma es la chispa que nutre la vida y le da sentido. Es distinta del cuerpo,
el cual pasa por los cuatro momentos de la existencia: nacimiento, enfermedad, vejez y muerte. La principal característica del alma, cuya existencia es constatada por la conciencia, es su eternidad, en tanto que es partícula de la conciencia. El gran maestro espiritual llamado Srila Prabhupada explica en uno de los significados de la escritura denominada Srimad Bhagavatam (4.29.29): “En realidad, la entidad viviente es parte integral del Señor; por lo tanto, cualitativamente es espiritual. La entidad viviente nunca es material, y sus conceptos materiales no son más que un error debido al olvido. Es tan brillante como la Suprema Personalidad de Dios. El sol y la luz del sol son muy brillantes; el Señor es como el sol en la plenitud de su esplendor, y las entidades vivientes son como las pequeñas partículas luminosas que constituyen la luz del sol, que se extiende por todas partes”. Mi maestro espiritual también dice que: “las almas olvidan su origen al estar cubiertas por la nube llamada maya (la energía de ilusión), y pierden su brillo”. La ilusión cubre a la entidad viviente debido a que ésta ha deseado imitar al Señor Supremo. Eso no es posible. De esa forma, el olvido de su relación con el Señor Supremo hace que la entidad viviente esté cautiva en las garras de la ilusión. Cubierta por la ignorancia u oscuridad, la entidad viviente no puede entender su relación con Dios y acepta nuevos roles de acuerdo con la identificación con lo material. Su actitud
propende así hacia el dominio de lo existente y su disfrute.

Sólo cuando el alma restablece su relación con Dios, se libera de la ilusión y recobra la conciencia que le permite recordar el objetivo más bello que existe, o sea el servicio amoroso al Señor Supremo, la persona más encantadora. El proceso recomendado en las escrituras para liberarnos de la ilusión y entrar en la conciencia de la eternidad comienza conla invocación de Dios a través de un
mantra u oración especial:

“Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare,

Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare”.

La traducción de este mantra sagrado es:
“Oh mi Señor, por favor, déjame ser un instrumento de Tu amor”.

Además de recitar estas sagradas palabras, debemos leer el Bhagavad-gita, un libro con las instrucciones del mismo Creador para reconocer nuestra posición eterna y encontrar así la verdadera felicidad. Aunque algunas personas no acepten esto y decidan que su intelecto es suficiente para entender la causa de su existencia y determinar los objetivos por alcanzar, muchas otras no vacilan y se dedican con mucha sinceridad al avance espiritual, el camino que nos sana de la ilusión. Con estas palabras me despido, deseándoles mucho éxito en su camino de regreso al hogar, de vuelta a Dios.”

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