Publicado en Oraciones
“También nosotros, Señor, descenderemos a la tumba cúando, cómo y dónde corresponda. Que sean cumplidos tus justos decretos: ¡Qué nuestros cuerpos se conviertan en polvo, pero en tu gran misericordia, recibe nuestras almas inmortales… y cuando nuestros cuerpos resuciten, llévalos a tu Reino para que puedan amarte y bendecirte por siempre! Amado Padre mío y Dios mío, Mírame aquí, postrado ante Ti. Desde el fondo de mi corazón aborrezco mis pecados pasados, ; muerte que acepto como expiación por mis pecados, y como prueba de mi sumisión a tu voluntad adorable. Señor, felizmente moriré en el lugar, momento y forma en que Tú lo desees. Y hasta que llegue ese momento, aprovecharé el resto de mis días para luchar contra mis defectos y crecer más en tu amor, para romper los lazos que atan mi corazón a las criaturas y así preparar mi alma para cuando aparezca en tu presencia. Desde este momento me abandono sin reservas a los brazos de tu paternal Providencia. Señor, Dios mío, ya desde ahora acepto de buena voluntad, cualquier género de muerte que me merezca.”