Al empezar cada misión

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Publicado en Oraciones

“¡Oh Virgen y Madre de Dios, Madre y abogada de los pobres e infelices pecadores! Bien sabéis que soy hijo y ministro vuestro, formado por Vos misma en la fragua de vuestra misericordia y amor. Yo soy como una saeta puesta en vuestra mano poderosa: arrojadme, Madre mía, con toda la fuerza de vuestro brazo contra el impío, sacrílego y cruel Acab, casado con la vil Jezabel. Quiero decir: Arrojadme contra Satanás, príncipe de este mundo, quien tiene hecha alianza con la carne. A Vos, Madre mía, sea la victoria. Vos venceréis. Sí, Vos que tenéis poder para acabar con todas las herejías, errores y vicios. Y yo confiado en vuestra poderosísima protección, emprendo la batalla, no solo contra la carne y sangre, sino también contra los príncipes de las tinieblas, como dice el Apóstol, embarazando el escudo del Santísimo Rosario y armado con la espada de dos filos de la divina palabra. Vos sois Reina de los Ángeles. Mandadles, Madre mía, que vengan a mí socorro. Bien sabéis Vos mi flaqueza y las fuerzas de mis enemigos. Vos que sois Reina de los Santos. Mandadles que rueguen por mí, y decidles que la victoria y el triunfo que se reportará serán para la mayor gloria de Dios y salvación de sus hermanos”.

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