Cada vez que ocurre un desastre sus causas son investigadas exhaustivamente. Unas veces se le adjudica a la guerrilla y otras cuando no es posible, a causas naturales. Diríamos que “naturalemente” se presentan.
Lo que nos ocupa en el presente informe es la rapidez cuando eso efectos tienen que ver con inferir presuntos “movimientos de tierra” como causa natural. Entonces la culpable es la Tierra. Luego, cabe presumir que los efectos de ese “achaque” no tienen culpable jurídico alguno, así éste sea una persona jurídica mixta (capital privado y estatal) como Ecopetrol.
Hace unos tres años sucedió por mucho tiempo la supensión del agua en Cúcuta y un daño irreparable por muchos años desde el punto de vista ambiental a la cuanca del río Pamplonita.
La tubería metálica por su antiguedad está sacando la mano. Las pólizas de estabilidad de obra hace mucho caducaron.
Como a los puentes en Colombia, nadie le mete la mano (le hace mantenimiento preventivo) igual pasa con los oleoductos.
Los interesados sólo esperan “los derrumbes” para hacerlo mantenimiento “curativo” o provisonal hasta esperar por “dónde va a saltar la liebre” en el próximo movimiento natural de la tierra.
Lo ingenuo es que nos quieren hacer creer que es la Tierra la de negligencia, incuria, proctastuinación, prevaricato por omisión o como lo quieran llamar. En el presupuesto de la empresa estará siempre el rubro de imprevistos pero ¿el costo de oportunidad de la comunidad y el impacto ambiental cuánto en realidad ha costado una vez que sucede este tipo de accidente?
En Cúcuta el incidente hasta ahora, se presume que es una reedición anunciada del anterior; luego tuvo oportunidad de prevenirse.
Por lo pronto, los cucuteños recibirán completica la cuenta de cobro de la impotente,ineficaz, ineficiente ad einocua ministradora local del acueducto, Aguas Capital, (disculpen no debí utilizar tantos adjetivos otro día explicaré por qué)
Restaurantes, hoteles, colegios, universidades y muchas empresas que necesitan del preciosos líquido al no disponer del líquido debieron enviar a sus casas a sus empleados a vacaciones forsozas , sería un buen ejercicio determinar en pesos cuánto perdió de ganar (o recuperarse) la comunidad cucuteña por tamaña negligencia. Se alega que agua hubo en los hidrantes esto quizás evitó una tragedia pero, igual el agua saldrá pagada tres veces por los costos de transportes que debió sufragar la comuinidad para sobrevivir.
Es lamentable la acttitud entreguista de muchos dirigentes gremiales y políticos cucuteños en sus declaraciones y acciones ante tamaña afrenta. Sumisos van con la mano extendida “a ver qué le ofrecen, sin propuesta seria alguna”.
No hay que esperar que Ecopetrol asuma la responsabildad del 100% del grave daño nuevamente causado por su presunta negligencia porque jamás lo hará, asi lo decida.
Empecemos por determinar en pesos no sólo lo que perdimos los cucuteños al no disponer de agua. Cuantifiquemos el daño ambiental hacia adelante, es decir, los efectos estimados, año por año, en daño ambiental y estos en pesos hasta que recupera el sistema y el daño eonómico en aquellos que dependen del mismo, en fin aquellos impactos evaluados en pesos o USD para conbrarle completico lo que deben por los daños causados y lo que causará su negligencias pasadas. Bastante cara le sale la gasolina a los colombianos y se le está pagando.
Ya por la derecha, Ecopetrol puso a TODOS los colombianos a pagar gran parte la responsabilidad total que le tocaba a Ecopetrol en desmedro de recursos que el Estado debía dedicar a otras obras en Colombia.
Sería aconsejable investigar cómo el gobierno estadinense puso a asumir los costos de la negligencia de la B.P. en lo sucedido en el golfo de Méxíco hace tiempo y que le costó a esta empresa lo que le costó.
Por lo pronto, me queda un poco de humor negro (por no decir “piedra”), para invitarlos :
“nos vemos en el próximo derrame”