Lo bueno de ciertos alimentos

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Publicado en Correspondecia Recibida, Salud

“En un estudio a largo plazo, los científicos del MIT (Massachusetts Institute of Technology), el prestigioso instituto tecnológico de Massachusetts, encontraron que los alimentos llamados carbohidratos, altos en azúcar y almidón, como los panes y las pastas, definitivamente nos elevan el espíritu… y la culpable es “la droga del bienestar” llamada serotonina, segregada en el cerebro por una proteína existente en este tipo de alimento: el triptófano.

Casi todos los alimentos contienen uno o más de los 30 aminoácidos (principios constituyentes de las proteínas que compiten para llevar mensajes al cerebro). Si la proteína adecuada se abre paso, como en el caso del triptófano, puede afectar profundamente el ánimo. Así, una lasca de pan integral con mermelada puede tener un efecto similar al de un antidepresivo, como Prozac, pero sin efectos secundarios.

Aunque el triptófano es una proteína, la mayoría de los alimentos altos en proteína no lo descarga; pero hay alimentos de proteínas -como el pavo- que tienen otros ingredientes mágicos.

El secreto del pavo, y de la tuna, es que contienen un aminoácido, la tirosina. Esta proteína eleva los niveles de dopamina y noradrenalina, dos sustancias químicas del cerebro que nos ponen más alerta, motivados, energéticos, y mejor capacitados para enfrentarnos con el estrés. Además, para que surta este efecto, no hay que comerse un muslo entero de pavo ni una lata de tuna. Con una sopa o un sándwich basta.

La investigadora de nutrición del MIT, Dra. Judith Wurtman, recomienda desayunos y almuerzos ricos en proteínas para mayor agudeza en el trabajo; y afirma que alimentos como el pescado, la ternera y el pollo sin piel, son buenos para impulsar la capacidad intelectual.

Los aminos no son los únicos que pueden obrar magia en el cuerpo. Los minerales como el magnesio y el selenio, juegan también un papel importante, especialmente para los que tienen personalidades proclives a la ansiedad y horarios anormales.

Durante el periodo el cuerpo se ve inundado por hormonas de estrés que lixivian magnesio de las células. Comiendo alimentos ricos en magnesio, como bananos, frijoles (habichuelas o porotos) o nueces, el mineral puede reemplazarse fácilmente y puede aliviarse la ansiedad.

¿Por qué cuando nos va mal nos antojamos de alimentos, como el helado de chocolate o los pasteles, que parecen ser poco saludables o añadir calorías indeseables?, ¿debemos satisfacer ese antojo?

Aunque es sabido que cerca de la mitad de las mujeres tiene antojo de chocolate durante los síntomas de SPM (Síndrome PreMenstrual), lo que muchos no saben es que el chocolate puede ser necesario. Y si no, que lo digan los investigadores de la directamente el vínculo alimento/estado de ánimo en ciertas áreas, específicamente con las mujeres. Sus estudios encontraron que estos antojos estaban directamente asociados con los efectos del estrógeno en el cerebro, que son más fuertes durante la pubertad, la fase tensa del SPM y el embarazo. En estas etapas, las mujeres buscan el factor reconfortante en el chocolate, que entra en el juego cuando el cerebro descarga serótina poco después de comerlo. Se sospecha, aunque no se haya probado, que otro ingrediente, la feniletilamina, estimula sentimientos muy parecidos al amor.

La nutricionista californiana, autora de Why Women Need Chocolate (Por qué las mujeres necesitan chocolate), reporta que las mujeres, no sólo necesitan chocolate y alimentos altos en almidones, sino también altos en grasa. La grasa de los helados cremosos y la pastelería de altas calorías, liberan endorfinas (sustancias que energizan la mente y levantan el espíritu) en el cerebro. Para evitar que esas comidas hagan subir de peso, lo mejor es satisfacer el antojo cuanto antes con una pequeña dosis.

Lo que deseamos comer cuando estamos estresados o tristes, se relaciona en gran medida con nuestra infancia y lo que sentíamos al comerlo. ¿Recuerdas el chocolate que te daba tu mamá en tus malos momentos?, piensa en él para consolarte cuando sorprendas a tu novio besándose con una amiga tuya. Sí, nuestro sentido del gusto comparte sendas del cerebro con nuestros recuerdos, y ciertos alimentos -como ese chocolate- pueden disparar fuertes reacciones emocionales; por lo que nuestros antojos de ciertas comidas -sobre todo las históricamente consideradas afrodisíacos- son estrictamente individuales y no tienen que ver con los de otras personas.

Son muchos los tipos de comida calificados como excitantes de las pasiones sexuales (roast beef, nabo, puerros con miel, cangrejo hervido, trufas…), pero no se ha podido probar que sean efectivos. A diferencia de los alimentos para el ánimo que han sido objeto de estudios intensivos, los efectos de los afrodisíacos son pura conjetura. A la zanahoria, la banana, los higos y los aguacates, por ejemplo, se les ha citado como afrodisíacos, porque su forma semeja a un órgano sexual. Sin embargo, la zanahoria es rica en betacaroteno, que ayuda a elevar el conteo de esperma.

Las ostras, tenidas como afrodisíacos desde hace siglos, son altas en zinc, mineral que se dice aumenta la motilidad del esperma que, a su vez, en teoría, aumenta la fertilidad del hombre, igual pasa con otros pescados y mariscos. Los picantes, como pimientos, chiles y adobos, presumen de estimulantes sexuales porque sus efectos en el cuerpo -aceleración de los latidos del corazón y la respiración, y sudor- se parecen a las reacciones físicas durante el sexo.

El chocolate es también un afrodisíaco popular. Según la leyenda, el emperador azteca Moctezuma II, tomaba 50 vasos al día para mantener su virilidad.

El siquiatra Michael Liebowitz, anota que la cafeína del chocolate, estimula la acción de la epinefrina (adrenalina) en el cerebro, lo que desata la excitación sexual y puede hacer una mezcla explosiva con el azúcar natural del chocolate.

Que determinado alimento mejore el ánimo o estimule sexualmente, depende en mucho de la relación entre sus ingredientes secretos y el metabolismo y bioquímica de la persona. Además, está el factor sugestión, que actúa parecido al factor placebo en medicina: si uno cree que algo le va a funcionar, es casi seguro que le funcione, aunque no haya nada intrínseco en el alimento que lo provoque.”

 

Comer es una fuente de placer que, a pesar de su importancia, ha sido bastante ignorada por los sicólogos. Nos bombardean con artículos sobre la dieta adecuada, las comidas balanceadas y las vitaminas y minerales necesarios para nuestras exigencias diarias, pero apenas se habla de lo que requieren nuestras emociones y sentimientos.

 

Estos estudios abren la posibilidad de un nuevo menú para el siglo XXI, cuando quizás podamos despedimos de las píldoras antidepresivas y sus efectos secundarios, y buscar el alivio en el supermercado, porque… ¿quién prefiere tomar Prozac pudiendo obtener el mismo beneficio con una barra de chocolate?

 

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