Publicado en Agricultura
Todo comenzó con un palmo de tierra y un paquete de se millas.
Sentía una emoción reprimida, como el germen que aprisiona el suelo.
Mientras miraba aquella parcela cenicienta y removida, y sus límites señalados por cuerdas, comprendí que yo no era más que el custodio de un misterio incomprensible.
Creo que es eso, precisamente, lo que aficiona a uno a la jardinería: es como mejor puede uno presenciar la creación.
Phylis Theoroux