Los cinco minutos de Dios‏

0

Publicado en Correspondecia Recibida

Es incomprensible la antinomia que vive el mundo de hoy: nunca se sintió tan uno, nunca latió tan fuertemente el sentido comunitario y, sin embargo, nunca se vivieron tantos antis: anti-esto, anti-aquello, anti-inmigrantes, anti-judío, anti…… En vez de dar lugar a los pro… pro-humano, pro-nacional, pro…

No está bien desconocer o subestimar los valores de la tierra o de la patria de cada uno, pero si está mal cerrarse de tal forma a todo lo demás que se nos convierta en aquello que no nos es lícito desear, aprobar o favorecer.

“¿De qué color es la piel de Dios?”, preguntaba la canción.

Es amarilla, es negra, es blanca: todos somos iguales a los ojos de Dios; luego, si todos somos igualmente hijos de Dios, todos somos hermanos; todos somos viajeros de una misma nave y ésta no gozará de paz mientras no lleguemos a descubrir la futilidad de pelearnos entre nosotros.

Las peleas y disensiones entre los hombres no son queridas por Dios; ya el apóstol San Pablo les decía a los corintios: “Temo que haya entre ustedes discordia, envidias, animosidad, rivalidades, detracciones, murmuraciones, engreimientos, desórdenes” (2 Cor 12,20). Todo esto deshace el racimo de los que buscamos la salvación.

* P. Alfonso Milagro

Escribenos tu comentario