Publicado en Administración, Agricultura, Correspondecia Recibida, Derechos, Dinero, Economía, Mujer, Observatorio, VISIBILIDAD
¿A dónde va a parar gran parte de la riqueza que debiera beneficiar a la mayoría?
Recursos físicos y financieros del Estado que por arte de maniobras y artimañas “legalizdas” terminan siendo manejados por empresas privadas y/o personajes de “cuello blanco”, a muy bajo costo, subsidiado, regalado o apropiado por terceros con disfraz de proveedores, prestadores de servios, asesores. grandes empresarios, banqueros, firmas comisionistas, abogados , aseguradoras, en fin vaya usted a saber.
Los Fondos en dinero que el Estado destina o debe destinar para financiar el campo, proyectos, la educación, la salud, la infraestructura, el desarrollo sostenible, las obras de diversa índole, esos dineros que son fruto de recaudo, ventas, rendimientos y producto de las rentas de bienes o empresas del mismo Estado, mucho porcentaje de ese dinero, a través de “triangulaciones” creando instituciones o entidades distractoras, con rimbombantes nombres, o mediante empresas que los interesados crean y, de las cuales son socios directos o se valen de otras, de las cuales son también dueños, terminan en gran tajada, medrando o apropiándose del dinero a muy bajo costo, a muy largo plazo, con la mirada indiferente o cómplice o ignorante o la complicidad y participación muchas veces de políticos corruptos, o en algunos casos “roscas” que se hacen nombrar o deambulan en las Juntas Administradoras de entidades descentralizadas, o el mismo sistema financiero que financia campañas y algunas multinacionales confabuladas de acuerdo a la primera oportunidad que se presente o se frague mediante resoluciones, decretos, reglamentación de leyes, etc.
Con la debida anticipación, generan las condiciones para la venta de un bien público, una concesión, un “derecho” torcido de explotación, una licencia o explotación o simplemente escrutan qué necesidad sentida y largamente esperada su solución, la pueden adecuar a un sofisticado andamiaje que termina indefectiblemente con un sistema de reparto así: en el mejor de los casos un 40% para la solución por lo que las expectativas jamás son satisfechas y las obras quedan inconclusas, el restante 60% se reparte de tal forma que la impunidad de “cuello blanco” no es jamás involucrada en el problema. Da pesar también, que el mismo Estado pueda permitir el acceso de recursos del erario en depositados en el sistema financiero y manejados por instituciones de fomento, entreguen grandes tajadas de su presupuesto para prestar o fomentar el desarrollo a través de la modalidad de dineros subsidiados o terminen regalándolos a manos llenas por intermedio de empresas que no necesitan porque tienen o les sobra o pueden conseguir o indirectamente a personas que quitan oportunidades a otras que sí los necesitan favoreciendo con ello la inequidad y frenando el desarrollo y la oportunidades de participación de las pymes y empresarios regionales, comunidades, etc.
Y lo peor de todo, es que las entidades que deben PREVENIR esas dolosas maniobras “legales” Y CONTROLAR todo el recorrido del dinero y los recursos físicos, en resumen: toda la operación de principio a fin. Quienes deben PLANEAR que no pase, no planean què hacer para que no pase y los que vigilan o deben controlar, sólo se enteran del grave daño y la incesante rapiña, por la prensa.
Tambièn hay que contar en el paquete, la compra a travès del lobby o disfrazado cabildeo o la descarada compra de una prebenda o la extensiòn de un OTRO SÌ y/o “beneficios extras” productos de un contrato preexistente con la naciòn, el departamento, o una, o licencia que a manera de patente de corso, muchas veces en perjuicio de otras entidades del mismo Estado y en favor de particulares o empresas privadas. Lo irònico es que en muchos casos, se paga para no prohibir la comercializaciòn de algo dañino para la salud del pueblo…
Y, lo anterior, ha pasado en todos los gobiernos y con TODOS LOS PRESIDENTES desde el frente nacional así hoy se las tiren de “yo no fuí”
José Dolores
