Publicado en Ayuda a los demas, Consultorio, Los Hijos, Mujer, Sicología, VISIBILIDAD
“…un recurso creado para que los niños y los jóvenes se expresen sin tapujos.”
“…busca promover el buen trato y la salud mental y fortalecer la calidad de vida. Es un espacio para que los niños y los jóvenes hablen abiertamente acerca de los aspectos positivos y negativos de su vida y cuenten con una orientación sicológica, a través de una llamada.
Cinco sicólogos son los encargados de guiar, apoyar y encontrar el camino para la resolución de dificultades y, además, de promover dinámicas para encontrar soluciones en la familia y la sociedad.
¿Cómo actúan?
Los profesionales acompañan, orientan, referencian y remiten, según los casos consultados.
◗ Acompañamiento. Cuando los niños llaman a contar situaciones positivas, el sicólogo refuerza esta actividad e interviene para que se sientan en compañía y puedan tener una retroalimentación positiva. Así, se fortalece la protección y se previenen factores de riesgo.
◗ Orientación. Busca que el pequeño o el adulto tome una decisión frente a un problema que ha manifestado. El profesional se encarga, a través del diálogo, de promover el análisis y la reflexión para que el usuario utilice sus propios recursos y encuentre una solución.
◗ Referenciación. Consiste en que los profesionales, una vez establecen e identifican la red de apoyo más cercana con la que cuenta el niño, se orientan con entidades que apoyan el proceso.
◗ Remisión. Se utiliza en casos específicos, incluyendo aquellos de maltrato y violencia. Aquí, los sicólogos cuentan con los hospitales de primer nivel. Después de que el profesional de la línea hace la valoración del pequeño, las instituciones de salud se encargan de visitar al niño en su casa o en su colegio. Según Juddy Caviedes, sicóloga de la línea 106, “generalmente cuando hay maltrato, los profesionales encargados prefrieren hacer la primera visita en el colegio porque, si algún familiar es quien lo maltrata y ve esta situación, puede reaccionar de manera agresiva”.
Este proceso de remitir los casos también funciona cuando se reconocen familias con factores de riesgo sicosocial; es decir, cuando una persona del hogar tiene un problema de salud mental y cuando hay consumo de sustancias sicoactivas, entre otros. Asimismo, los profesionales hacen seguimiento a casos de conducta suicida. La línea también trabaja de la mano con entidades que ayudan en situaciones donde se estén vulnerando los derechos de los niños y los adolescentes. Cabe aclarar que no es un centro de denuncias, pues no es la encargada de llevar un proceso de protección y tampoco legal –aclara la sicóloga–. Simplemente se contactan a las entidades competentes para llevar el proceso necesario.
¿En qué va su fortalecimiento?
Un domingo, hace dos años, la concejal de Bogotá Martha Ordóñez recibió una llamada a su celular de una joven de trece años de edad. El motivo: la pequeña quería suicidarse. Al parecer, vivía una situación de maltrato que ya no soportaba y la llamaba pidiéndole ayuda. Después de conversar un tiempo prudente, la joven le comentó que recibía ayuda de la línea 106, pero que ese día había tomado la decisión de acabar con su vida.
“Cuando ella me nombra la línea, debo confesar que no tenía ni idea de que existía”, dice la concejal, quien en ese momento llamó a una siquiatra de confianza para que la asesorara. Finalmente, se logró hacerle un seguimiento a la pequeña, quien al día siguiente se tranquilizó y siguió teniendo contacto con el profesional de la línea.
“Ahí fue cuando yo descubrí la línea 106 y me di cuenta de que le faltaba atención y que no tenía que funcionar en horarios de oficina –cuenta Ordóñez–, porque los problemas no se presentan solo entre semana”. Por esta razón, empezó a trabajar por su fortalecimiento y elaboró un proyecto de acuerdo, el cual ya se aprobó en el Concejo de Bogotá y que pasó a sanción del Alcalde de Bogotá, Samuel Moreno Rojas. La iniciativa amplía la atención de la línea, de manera personalizada y las 24 horas del día, de lunes a domingo. Igualmente se vincula a profesionales y estudiantes voluntarios que deseen donar su tiempo y se promueven campañas y estrategias de difusión de la existencia de la misma. “Desde el 1 de junio, la línea 106 funciona de 7 a.m. a 7 p.m. de domingo a domingo. Se trabajará en un proceso escalonado para ampliar el tiempo de atención, pero también la capacidad de respuesta”, dice Maestre.
Curiosidades de las llamadas
Aunque se trabaja de manera frecuente problemas de abuso sexual y violencia, a la línea también llegan casos positivos. Por ejemplo:
◗ Llaman para leer cuentos, cantar, para hablar de su familia y de sus mascotas. “A veces preguntan por el sicólogo, por el amigo y a veces uno ya sabe cuál es el proceso que lleva el niño. Uno hasta ya empieza a verificar los procesos y actividades que pueden hacer en la casa”, cuenta Caviedes.
◗ En la línea también hay oportunidad para el juego. Por ejemplo, hace algún tiempo, dos pequeños llamaron para hacer un concurso y el sicólogo fue el encargado de ser el jurado de la dinámica.
◗ Dos profesionales de la línea 106 son cuenteros. Cuando reciben una llamada, tratan de hacer reflexiones con los niños, a través de cuentos.
◗ Las llamadas no tienen un tiempo límite. Esto hace que no existan restricciones en el momento de hablar.
◗ Los pequeños más curiosos a veces llaman y le piden al profesional que se describa físicamente.
◗ Siempre hay amigos detrás del teléfono. “Aquí no somos papás. Hay que dejar que el niño se exprese, hacer un proceso de reflexión con él y dejarlo hacer lo que necesita. Mientras hay muchos papás que asignan cosas que se tienen que hacer dentro de los cánones que ellos imponen”, concluye Juddy.