Publicado en AutoAyuda, Fábulas, La Meditación, Magia Blanca
“En una ocasión, un león se aproximó hasta un lago de aguas espejadas para calmar su sed y, al acercarse, vio su rostro reflejado en ellas y pensó:
-¡Dios!, este lago debe ser de este león. Tengo que tener mucho cuidado con él.
Atemorizado, se retiró de las aguas, pero tenía tanta sed que regresó a las mismas. Allí estaba otra vez el “león”. ¿Qué hacer? La sed lo devoraba y no había otro lago cercano.
Retrocedió. Unos minutos después volvió a intentarlo y al ver al “león”, abrió las fauces amenazadoramente, pero al comprobar que el otro “león” hacía lo mismo, sintió terror. Salió corriendo, pero ¡era tanta la sed!
Lo intentó varias veces de nuevo, pero siempre huía espantado.
Pero como la sed era cada vez más intensa, tomó finalmente la decisión de beber agua del lago sucediera lo que sucediese. Así lo hizo. Y al meter la cabeza en las aguas, ¡el “león” desapareció!
El Maestro dice: “Muchos de nuestros temores son imaginarios. Sólo cuando los enfrentamos, desaparecen.
No dejemos que nuestra imaginación descontrolada usurpe el lugar de la realidad ni nos perdamos en las creaciones y reflejos de nuestra propia mente”.