Grandes Mentiras

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Publicado en Economía

Sabiamente se afirma que "no se debe ser tan ingenuo para creer todo a priori, ni tan necio para negarlo sin haberlo investigado".
Estando de por medio el poder, el dinero y la fama, la necesidad de utilizarlos en forma egoísta y aferrarse a ellos, ha hecho en muchas ocasiones que personas, instituciones, políticas, religiosas, etc., se inventen verdades para “engatuzar” o engañar a fin de perpetuarse en sus apetencias.
“Los prejuicios atan más que las cadenas” decía Einsten y, éstos hoy, laboriosamente se fabrican y luego se difunden a través de los medios de comunicación que serviles o no, repiten hasta que queda una imagen vendida y enraizada en la opinión del pueblo que fácilmente responde sin reflexión alguna a ciertos condicionamientos.
La tergiversación de la verdad se impone sobre la necesidad de su búsqueda y la noticia o el comentario se acomoda tendenciosamente. Lo importante da paso a lo intrascendente y les es más fácil ignorar que investigar.
Las estadísticas amañadas dan paso a la justificación de un mal proceder y si quien es responsable de ellas no se inclina a ello entonces será un número más en las estadísticas de desempleados.
Con el tiempo, la tendencia de la fuerza bruta contra el bien hacer parecerá imponerse pero, tontamente como moscas, aquellos que la ejercen serán presa de una telaraña de impotencia ya que al final el bien prevalecerá.
Quienes niegan oportunidades, educación, cultura, recursos que son ajenos, se apropian de lo que no merecen y utilizan el poder no para servir sino para esclavizar, están tan o más equivocados que aquellos que ilusamente piensan que con las armas cambiarán el mundo.
 

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