Publicado en Adulto Mayor, Correspondecia Recibida, Medicina
La mayoría de los niños se identifican con los animales. Es más fácil enseñar a un niño a sentir empatía por un animal que por un humano. Esto se debe a que es más fácil determinar los sentimientos de un animal a través de lenguaje de su cuerpo que el de una persona.
Los animales ayudan a las personas que tienen una enfermedad mental, que tienen baja autoestima, depresión, etc., a cambiar el enfoque de su ambiente, logrando que estas personas piensen y hablen de los animales, en vez de sus problemas.
Los animales pueden abrir un cauce de comunicación emocionalmente seguro entre su terapeuta y el paciente. Los animales ayudan a darle un aire de seguridad emocional a las sesiones de las terapias. La presencia de los animales puede abrir el camino hacia una resistencia inicial por parte del paciente a iniciar cualquier terapia. Es muy probable que los pacientes proyecten sus sentimientos y experiencias hacia un animal.
Los animales tienen una manera particular de aceptar a las personas sin calificarlas. Ellos no se detienen a mirar cómo luce una persona o qué cosas dice. La aceptación por parte de un animal no admite ningún tipo de juicio.
La presencia de un animal ofrece, por lo menos, un entretenimiento para las personas. Incluso aquellas que no les gustan los animales, observan sus reacciones y movimientos. Especialmente en instituciones de salud en donde la persona tiene que permanecer por un período largo de tiempo (Ej. asilos, geriátricos) todas las personas, incluyendo al personal, son entretenidas por el animal de alguna manera. Los estudios han demostrado que las visitas que los animales hacen a las instituciones, ofrecen mayor socialización entre las personas que se encuentran en el sitio, las personas se muestran más alegres, más sociales para con los demás, disminuye la ansiedad y estrés, mejora el estado de ánimo.
Su presencia aumenta la sociabilidad entre las personas de tres maneras:
1) Entre los pacientes.
2) Entre los pacientes y el equipo de trabajo.
3) Entre pacientes, equipo de trabajo, familiares y otros.
Los miembros del equipo de trabajo (enfermeras, terapeutas, médicos, etc…) han reportado que es más fácil hablar con los residentes durante y después de las visitas. Los miembros de la familia prefieren hacer las visitas durante la presencia de los animales puesto a que han reportado que es un momento especialmente confortable y placentero, por el ambiente cálido que puede proporcionar este tipo de visita.
La estimulación mental ocurre porque se incrementa la comunicación con otras personas, ayudando a la evocación de recuerdos. En instituciones con pacientes con depresión o que están institucionalizados, la presencia de un animal ayuda a aclarar la atmósfera, incrementando la distracción, alegría y el juego. Estas son distracciones positivas que pueden ayudar a que las personas disminuyan sus sentimientos de aislamiento o alineación.
Mucho se ha estudiado sobre la correlación entre el contacto físico y la salud. Los niños que no tienen un contacto físico permanente, no desarrollan buenas relaciones con otras personas y a menudo fracasan en su crecimiento psicológico. Para algunas personas se les dificulta o no les agrada el contacto físico con otras personas, sin embargo el toque peludo, tibio de un gato o un perro si les agrada.
Existen programas para personas que han sido abusadas física y/o sexualmente en las que, al personal médico se le tiene prohibido el contacto físico, en estos casos, sostener a un animal para tocarlo y/o acariciarlo puede hacer un mundo de diferencia para estas personas que, a diferencia de otras, no tienen un contacto físico positivo y apropiado.
Muchas personas se sienten relajadas cuando los animales están presentes. Cuando las personas interactúan con animales sienten una sensación de unidad con la vida y con la naturaleza; a pesar que es difícil de explicar, algunos autores han descrito las relaciones con los animales como parte de energía de la vida y también como parte de la relación y comunión con Dios.
Las visitas con animales ayudan a que las personas se sientan menos solas y menos deprimidas. Proporciona un cambio positivo en sus rutinas, comienzan a ser más activas y sensibles, antes, durante y después de las visitas. Ofrece un entretenimiento o una distracción de su dolor o enfermedad. Frecuentemente las personas hablan con sus mascotas y comparten con ellos sus pensamientos y sentimientos. Las visitas les proveen algo por lo que esperar con ansia. Los beneficios continúan aún después de la visita, debido a que ésta deja en sus memorias no sólo la visita, sino una experiencia que en un futuro compartirá con otras personas.
En un reciente documental de televisión, difundido por la red “Animal Planet” a través del mundo mediante el sistema de cable, se dio a la luz pública la capacidad que tienen los animales, especialmente los perros, para detectar cambios bioquímicos en el organismo de sus dueños. Mediante el olfato, variación en el tono de voz, y otras variantes percibidas por dichos animales mediante sus sentidos, se comprobó que éstos pueden detectar cuándo esa persona tan cercana a él o ella, puede estar próxima a sufrir un ataque epiléptico, cardiaco o una baja en los niveles de glucosa que le puedan ocasionar desde un mareo o desmayo, hasta la muerte.
Cada ser humano tiene un tono de voz particular, y también es sabido que cada uno expelemos un aroma particular, basado en la química de nuestros cuerpos. Y como cada ser humano es diferente uno del otro, nuestras mascotas aprenden a identificarnos a través de dicho olor, el cual, al sufrir cualquier cambio bioquímico (subida o bajada de glucosa, alza en los niveles de nuestra presión arterial, etc…) dicho olor cambia a otro muy particular. Igual puede suceder con nuestro acento o tono de voz. Siendo el perro “el mejor amigo del hombre”, éste aprende a conocernos al punto de que se acostumbra no sólo a nuestro aroma particular, sino al olor que expelemos específicamente cuando dichos cambios ocurren, o al cambio en el tono o vibraciones de nuestra voz.
Más aún, hay casos documentados de ocasiones en que hasta media hora antes de una persona sufrir un ataque de algún tipo, su perro lo detecta y comienza a “avisarle” a su amo que “algo extraño” le está sucediendo, o está a punto de ocurrirle.
Autora: Verónica García