Publicado en Economía
Por: Alberto Mendoza Morales
Para compartir, un esbozo sobre Colombia escrito por Héctor Abad Faciolince, libremente resumido:
Colombia tiene una élite blanca. Menos del 10% de la población total. Vive en climas fríos. Ocupa las tierras más fértiles. Es dueña del 80% de la riqueza general (minas, agricultura, ganado, bancos, industrias). Controla el poder político. Aprovecha las materias primas y la mano de obra barata. Vive y come bien, estudia en los mejores centros, tiene excelentes hospitales, mueren de viejos
40% de la población de tez oscura, trabaja más que para llegar a ser élite, para no caer en la pobreza. 50% de la población, vive en las tierras cálidas, menos fértiles, en las partes más duras de las ciudades. Es negra, india, mulata o mestiza. Nunca está segura de poder comer o tener agua limpia al día siguiente.,apenas sobrevive. Parecen de África, de las naciones más pobres de oriente, de la misma América Latina menos desarrollada. La lase media, pequeños empleados, obreros con buenos contratos, son el espejo de países emergentes como México o Brasil. Así es el mundo. Colombia se le parece en tamaño reducido
Recorrer Colombia es una experiencia sociológica: En la Guajira podrá visitar la mezquita de Maicao, comer quibbes como en Líbano, ver mujeres árabes con velo musulmán. Llanuras de Córdoba, Bolívar, Sucre, encontrará hatos de granado Braham, traído de la India hace más de un siglo. En los Andes encontrará valles alpinos con ganado Holstein o Jersey, como en Suiza, Inglaterra o Canadá, campesinos de ojos azules que ordeñan vacas y hacen queso en las montañas de Antioquia. En el Chocó podrán sentirse en África con negros que llevan la música dentro y la pobreza fuera, En la Amazonia se sentirá en Brasil, con ríos inmensos, árboles, calor y bichos raros. En el Cauca y Nariño, podrá figurarse que está en Bolivia o en Perú, con indios que vienen de ramas remotas de la familia quechua.
En el viaje encontrará plátanos y yuca en tierra caliente, cafetales y pájaros en tierra templada, campos petroleros y minas de oro y carbón explotadas por transnacionales, coca con mafiosos que matan por defender las rutas, guerrilleros que secuestran y extorsionan, paramilitares, y un Ejército que comete crímenes como los de los grupos ilegales.
Hay dos costas, Caribe y Pacífico. Un puerto industrial, Barranquilla, donde conviven y compiten judíos y árabes; Una ciudad legendaria, Cartagena, su centro es Andalucía, su periferia, Bangladesh y el puerto más feo del océano Pacífico, Buenaventura, donde la ventura está siempre al borde de convertirse en desventura.
Tenemos un país extenso, densamente poblado en la cordillera, casi desierto en las llanuras y las selvas. Colombia es país de ciudades. en Bogotá la más poblada. Pululan las ciudades con más de un millón de habitantes: Medellín, Cali, Barranquilla, Pereira, Cartagena, Manizales. La mayoría está en altiplanos cordilleranos. La causa es simple, clima tropical, humedad, insectos se soportan mejor en las alturas.
98% de los colombianos hablan castellano. Sus variedades dependen de si estamos cerca del mar o aislados en las montañas. Podría decirse que, por estar el país a mitad de camino entre el Río Grande del norte y el Río de la Plata al sur, nuestro castellano tiene una cadencia comprensible para casi todos los que viven en el ámbito de la lengua. A esta neutralidad lingüística se debe un lugar común, hablamos el mejor español de América.
La política nos apasiona. Tenemos la ilusión de que la vida depende del cambio ritual de gobernantes. Una guerrilla degradada a mafia no deja de mostrar ideales rebasados por la historia. Se descuida lo más grave, la desigualdad y la miseria, el 50%, la población pobre de condición inhumana.
El agua sigue siendo impotable. Incluso en una de las regiones más lluviosas del mundo. No tenemos ni una sola autopista. La educación pública es de mala calidad no es universal. La gente desplazada del campo por la guerra se hacina en las ciudades en condiciones intolerables.
Nuestros tres escritores más grandes viven en México (García Márquez, Mutis, Vallejo). Unos 44 millones seguimos viviendo aquí. Otros viven repartidos por el mundo, sobre todo en Venezuela, Europa y Estados Unidos. No somos ni el infierno ni el paraíso. Somos un purgatorio que aspira a seguir, a paso lento, el camino del progreso que otros llaman cielo.