Publicado en Correspondecia Recibida
“Señor
Luis Carlos Sarmiento Angulo
Presidente
Holding Grupo Aval Acciones y Valores S. A.
La ciudad
Asunto: Solicitud de devolución de tierras y recursos de los colombianos
En nuestras investigaciones en materia de tierras y desarrollo rural, nos hemos encontrado con acaparamiento de baldíos nacionales por empresas suyas. Usted y sus bufetes de abogados conocen que dichas tierras de la nación tienen como destino el acceso progresivo a la propiedad rural de los campesinos y trabajadores agrarios en condiciones de pobreza. Y que la norma prohíbe acumular más de una Unidad Agrícola Familiar UAF, a fin de que con ello no se concentre la propiedad de la tierra.
Se trata de graves hechos que no podemos pasar por alto, y que estoy en la obligación de poner en conocimiento de la ciudadanía y de las autoridades competentes. Al respecto, de cara a mi actividad parlamentaria quisiera dirigirle tres simples preguntas, que seguro se harán también millones de colombianos a quienes compartiré sus respuestas, que pronto espero.
La primera pregunta es:
¿Bajo qué consideraciones usted –dueño de cuatro bancos, un periódico nacional, un fondo de pensiones, una cadena de hoteles, concesionarias viales, constructoras de vivienda, compañías petroleras y de gas, y otros tantos negocios– se cataloga como campesino pobre y, por tanto, sujeto del derecho a acceder a baldíos de la nación?
El interrogante me surge, porque en mis averiguaciones he constatado que más de 13 mil hectáreas, la mayoría proveniente de procesos de reforma agraria (entregada a campesinos) en los municipios de Puerto Gaitán y Puerto López en el Meta, son ahora de su propiedad. Así, por ejemplo, su Organización Pajonales S. A. acumula más de 4.000 hectáreas en una zona donde la Unidad Agrícola Familiar alcanza las 699 hectáreas. Considerando solo Pajonales, usted ya ha violado con creces la prohibición de acumular baldíos.
Las dos siguientes preguntas, se derivan de los siguientes hechos:
Cualquier colombiano, sin temor a equivocarse, puede afirmar que la mayor parte de su riqueza proviene de dos fuentes, una más conocida que la otra:
1. De la renta extraída del cobro que les hace a sus clientes de los bancos Popular, Occidente, AV Villas y Bogotá, y de otros negocios financieros.
2. De la contratación y de la ayuda estatal.
Para efectos de su respuesta, solo considere lo segundo; más exactamente, los cuantiosos recursos no reembolsables, que usted ha recibido en sus negocios agroindustriales.
Así las cosas, le pregunto entre atónito y asombrado:
¿De dónde surge su derecho a postularse para acceder a los créditos SUBSIDIADOS por el Estado colombiano, a través de Finagro por valor de 35.600 millones de pesos, mientras usted en sus bancos cobra a los colombianos intereses cercanos a la usura?
Su fortuna, según Forbes, asciende a US$13 billones de dólares, riqueza que lo clasifica en el puesto 64 de esa revista. De lejos, usted es el hombre más rico de Colombia y está entre los más ricos del mundo. En ese orden de cifras, ¿con qué criterio ético y responsabilidad empresarial usted se hace beneficiario de incentivos y recursos públicos, tales como: CIF (187 millones), AIS (375 millones) y exenciones tributarias (sin valor reportado aún)?
Yo no sé si su contador estará de acuerdo conmigo, pero sostengo que si usted devuelve a los colombianos dichos recursos y las tierras adquiridas vulnerando la ley, no perderá su actual escalafón en Forbes, y tampoco pondrá en riesgo sus finanzas personales o familiares.
Señor Sarmiento, con firmeza y alzando la voz por millones de colombianos, le solicito reintegre esos recursos a la nación. Pague señor Sarmiento, ¡pague, aunque sea sin reconocer los intereses!
Atentamente,
Wilson Néber Arias Castillo
Representante a la Cámara, Valle del Cauca”