sepacomo.comPara ver, saber, ser, hacer, tener y compartir.

¿NO TODO LO QUE ES BUENO PARA UNO ES BUENO PARA TODOS Y TAMPOCO LO QUE ES BUENO PARA TODOS ES BUENO PARA UNO?
Para muchas profesiones, la edad de retiro forzoso y más concretamente para “CIEROS PUESTOS DE TRABAJO” se busca que se prolongue. Esto es significativo para quienes ostentan posiciones de poder, cuyo también apego por el dinero y tráfico de influencias, los pretende hacer “eternos”. Esas personas y otras más, que no han encontrado otra forma de servir, lo que en verdad evitan es la renovación interior y, la posibilidad de que otros puedan llegar a ser útiles con igual o mayor eficacia.

Sé que la llamada “curva de la experiencia” que se adquiere con los años y casos o eventos que se enfrentan, no debiera perderse o desperdiciarse. Estoy de acuerdo con eso. Y debe verdad que eso es muy válido. ¿Pero, aferrados como una garrapata a un escritorio o puesto de trabajo? No creo que eso deba ser así.

Hay casos de casos y en esta nota no pretendo abarcarlos todos. Sólo pretendo referirme a aquellos en los cuales a nivel individual y en muchos casos se podría hacer algo.
Por ejemplo, casos como en ciertos cargos públicos de alto rango, es indudable que quienes influyen y/o deciden, quieran “perpetuarse” o alargar por unos cuantos años más el disfrute que representa “servir a la patria”. Pero también, hay, salvo muy honrosos casos, individuos que buscan beneficiarse a si mismos empezando por su ego,”acomodar” a su familia, a sus amigos, a su partido, a algún postor eventual… ¡Qué lástima! ¡Qué “frescura”!

Para la mayoría de las personas, la edad de retiro forzoso, implica la imposibilidad de poder disfrutar de una vejez tranquila que no significa necesariamente retirarse a vivir sus últimos años como un mueble viejo y anticuado. Eso no es así, ni debe ser así.

¿A quién beneficia la edad de retiro forzoso laboral más allá de cómo está planteada ahora, es decir, 62 y 60 años? Si se exige una sola respuesta, me atrevería a decir que a nadie. Ni al Estado ni a las personas.

El hecho de poder retirase una persona y continuar percibiendo por ejemplo un 65% o más de lo que devengaba, no necesariamente debe representar una desmejora. Hay que tener en cuenta que “¿una cosa es grande comprada con qué y pequeña comparada con qué?”
La esperanza de vida de un colombiano está estimada en 73 año y fracción. Si tenemos que durante más de 20 años o 25 estuvo trabajando y se le da como premio una pensión (por la que hay que luchar un mejor porcentaje en poder adquisitivo), es justo que ese pensionado tenga sueños que cumplir que vayan más allá de lo habituado o condicionado que haya sido su vida de trabajo.

El temor a que la “calidad vida” o la pobreza, si alguien se jubila o pensione, se deteriore es el que debe disiparse con la debida anticipación. En esto tiene mucha incidencia el Estado como garante pero, también tiene una cuota importante el individuo mismo como administrador su vida.
La educación financiera incide pero también hay que tener en cuenta que deben haber metas de índole afectivo, social, espiritual, profesional, personal que como se dejan para lo último, en muchos casos dejan vacíos en el alma que jamás se satisfacen.
Entonces, cuando se llega a “viejo” de edad o a ser considerado como Adulto Mayor (muchos llegan a viejos, antes de llegar a la tercera edad), ¿cabe esperar la amargura, la añoranza de haber emprendido o actuado de otra manera, el desamor o el abandono o el “si yo hubiera hecho esto o aquello”, aunado a la falta en cierto porcentaje de desarrollo inteligencia emocional, hacen que “el relativismo” sirva de excusa o pretexto para cualquier cosa, desde echarle la culpa al gobierno como para excusar la propia responsabilidad? Y lo peor, ¿que salgan del trabajo para la tumba?

Si simplificamos “el problema”, pareciera justo que si la “esperanza de vida” es de 73 años y pico, al menos los diez últimos esperados sean propiciados como en edad de buen retiro con la pensión apropiada y el tiempo disponible y dedicado para hacer otras actividades diferentes a las acostumbradas a hacer en los últimos 25 años. No se justifica más esclavitud de horarios para evitar cumplir con las metas personales aplazadas o deterioradas a causa de ello.

NOTA: Favor no interpretar literalemente el concepto de esperanza de vida como lo que vamos a vivir o aspiramos a vivir como máximo. Haga de cuenta que es un promedio de vida, algunos viviremos mucho y otros menos. Eso si lo importante no es cómo murió sino cómo vivió.

DIÓGENES