Publicado en Correspondecia Recibida
EL AMBIENTALISMO PRÁCTICO, de Andrés Emiro Díez Restrepo
Es lógico que a medida que se incrementa el impacto del ser humano sobre el planeta, ganen fuerza los movimientos ambientalistas que propugnan por el cuidado del mismo. Sin embargo algunas actuaciones de estos entusiastas pueden tener exactamente un efecto contrario al de sus loables intenciones, siendo perjudiciales a la larga para la salud de nuestra tierra. Usualmente la oposición a ciertas obras de ingeniería por su impacto ambiental encaja dentro de este tipo de equivocados proselitismos.
La oposición, por motivos ambientales, a la construcción de una central hidroeléctrica, es por ejemplo, una postura que favorece el cambio climático. Recientemente el ecologista Charles A. S. Hall creo un indicador denominado “retorno energético de la inversión, con siglas en Inglés EROI, que mide cuanta energía se obtiene de un proceso, respecto a la energía que se invierte en él. Esto constituye una métrica adecuada para valorar las diversas fuentes de energía en un mundo en el que comienzan a declinar los recursos fósiles no renovables, mientras se incrementa la población y el consumo.
Una evaluación del EROI de diversas fuentes de energía con información aportada por la Agencia Internacional de Energía, la Administración de la Información de Energía de los Estados Unidos, entre otras importantes entidades, encontró que la hidroelectricidad es, de lejos, la fuente de energía más “agradecida” con el ser humano, con un EROI que supera los 40 puntos. Es decir por cada unidad de energía invertida en la producción del cemento, acero y las obras civiles requeridas para las centrales, la noble fuente nos regresa más de 40 unidades en promedio. Esto es mucho más que la energía eólica cuyo EROI es de 20, y la solar fotovoltaica con apenas 6, estás dos últimas, emblema de los ambientalistas.
Por supuesto la hidroelectricidad supera también las fuentes no convencionales de energía fósil con creces, puesto que el carbón, el petróleo convencional y el gas natural, tienen un EROI de apenas 18, 16 y 7, respectivamente. El EROI de estás fuentes declina conforme se hace más difícil su explotación.
Esto ratifica el acierto de promover la hidroelectricidad en Antioquía, y evidencia que obras como HidroItuango, merecen el aplauso de los ambientalistas. Un buen desempeño en el indicador EROI se traduce de manera indirecta en menores emisiones de gases de efecto invernadero, potenciadores del cambio climático, con sus nefastas consecuencias sobre los bosques, las aguas y en general sobre los seres vivos.
De manera similar la oposición a la construcción de túneles –como el de Oriente- por afectar acuíferos, entre otros impactos localizados; va contra los ahorros en consumo de energía fósil y por ende de emisiones de efecto invernadero, que dejan de ser emitidos por millones de vehículos en la vida útil del proyecto. Los túneles, al acortar los recorridos, reducen el impacto sobre las montañas facilitando el cuidado de páramos y reduciendo la deforestación causada por la “colonización” discriminada del borde de carretera.
Finalmente sobre el día sin carro, si las pérdidas que ocasionó a la ciudad (60.000 millones de pesos según Fenalco) fueran invertidas en movilidad eléctrica, alcanzaría para la infraestructura de toda la troncal Medellín del Metroplús, sobrando para la adquisición de 50 trolebuses eléctricos, para una operación cero emisiones por 20 años. De esta manera nuestro Metro, el operador de los buses, compraría la energía hidroeléctrica que generan, transmite y distribuye las EPM, y no el gas natural no renovable, que compran a terceros.
Atentamente,
ALVARO VILLEGAS MORENO
Presidente SAI
Nota: Documento elaborado por el ingeniero eléctrico, Andrés Emiro Díez Restrepo, miembro de la Junta Directiva de la SAI.