Publicado en Administración, Correspondecia Recibida, VISIBILIDAD
Encender un fósforo es cómo aprender a montar en bicicleta: se aprende de una sola vez para toda la vida.
No obstante la anterior válida premisa, la realidad nos dice lo contrario. Me refiero a lo atinente a los fósforos.
Tratándose de encender un fósforo para cualquier tarea, he notado que a pesar del sitio, las circunstancias ambientales, la atención y concentración al sacarlo y frotarlo en laa caja, siempre a todos las estadísticas mandan:UN SIGNIFICATIVO NÚMERO DE FÓSFOROS NO ENCIENDEN O SE APAGAN TAN RÁPIDAMENTE HASTA EL PUNTO QUE NO CUMPLEN SU COMETIDO O MEJOR AÚN, LA INVERSIÓN QUE SE HIZO EN ELLOS, NO ESTÁ JUSTIFICADA A JUZGAR POR LA EXPERIENCIA DE ENCENDIDO.
La práctica de tantos desayunos (llevo más de 8 años haciendo mi propio desayuno), me dice que para que un fósforo prenda debo haber encendido dos o tres en promedio los cuales se apagan a los pocos instantes de la incipiente llamarada inicial.
CONCLUSIÓN:
SÓLO EL FABRICANTE SE ESTÁ BENEFICIANDO MUY POR ENCIMA DE LO QUE EN REALIDAD el consumidor LES COMPRA Y LE ENTREGAN.