Infarto femenino

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Publicado en Mujer, Remedios Caseros

“Esto es algo que las mujeres debemos tomar muy en serio.

¿Sabías que los ataques cardíacos en las mujeres raramente presentan los mismos síntomas ‘dramáticos’ que anuncian el infarto en los hombres?

Me refiero al dolor intenso en el pecho, el sudor frío y el desvanecimiento súbito que ellos sufren y que vemos escenificados en muchas películas.

Para que sepan cómo es la versión femenina del infarto, una mujer que experimentó un ataque cardíaco nos va a contar su historia:

‘Yo tuve un inesperado ataque al corazón como a las 10:30 p.m., sin haber hecho ningún esfuerzo físico exagerado ni haber sufrido algún trauma emocional que pudiese desencadenarlo. Estaba sentada muy tranquila con mi gato en brazos. Leía una novela muy interesante, acurrucada en mi sillón preferido y muy relajada, mientras pensaba: ‘¡Qué rico, esto es vida…!’.

Un momento más tarde, sentí una horrible sensación de indigestión, como cuando – estando de prisa – uno se come un sándwich, tragándolo con un poco de agua y parece que uno tuviese una pelota que baja por el esófago muy despacio, medio atragantándonos. Es entonces que uno se da cuenta que no debería comer tan de prisa y que debería masticar más despacio y mejor, además de tomarse todo un vaso de agua para ayudar al proceso de ingerir.

Esta fue mi sensación inicial… El ‘único problema’ era que yo NO HABÍA comido NADA desde las 5:00 pm…

‘Después desapareció esta sensación y sentí como si alguien me apretara la columna vertebral (pensándolo bien, ahora creo que eran los espasmos en mi aorta).

Luego, la presión comenzó a avanzar hacia mi esternón (hueso del que nacen las costillas en el pecho).

El proceso continuó hasta que la presión me subió a la garganta y la sensación corrió entonces hasta abarcar ambos lados de mi quijada.

En ese momento, supe realmente qué estaba pasando conmigo. Creo que todos hemos leído o escuchado que el dolor en la quijada es señal de un ataque al corazón. ‘¡Santo Dios, creo que tengo un ataque al corazón!’ le dije al gato. Entonces traté de dirigirme hacia el teléfono pero caí al suelo. Pensé, ‘Esto es un ataque al corazón y no debería caminar hasta el teléfono ni a ningún otro lugar, pero… si no le dejo saber a nadie lo que me está pasando, nadie me podrá ayudar… Y si me tardo, quizá no pueda moverme después’.

Me levanté ayudándome con la silla y caminé despacio hacia el teléfono para llamar a emergencias. Les dije que creía que me estaba dando un ataque al corazón y describí mis síntomas. Tratando de mantener la calma, informé lo que me ocurría. Ellos dijeron que vendrían de inmediato y me aconsejaron acostarme cerca de la puerta después de haber quitado el seguro para que ellos pudiesen entrar y encontrarme rápidamente.

Seguí sus instrucciones, me acosté en el suelo y casi inmediatamente, perdí el conocimiento. No recuerdo cuándo ni cómo entraron los médicos, ni cuan largo fue el viaje en la ambulancia.

Vagamente recuerdo haber abierto los ojos al llegar al hospital y ver que el cardiólogo me estaba esperando listo para ingresarme a la sala de operaciones. El médico se acercó y me hizo algunas preguntas (creo que preguntó si había tomado algún medicamento) pero yo no pude contestar ni entender lo que me decía porque volví a perder el conocimiento. Me desperté cuando el cardiólogo -como me enteré al cabo de unas horas- había insertado un pequeño balón en mi arteria femoral para instalarme dos ‘stents’ que mantuviesen abierta mi arteria coronaria del lado derecho.

Ustedes se preguntarán por qué les cuento todo esto con tanto detalle ‘engorroso’… Es simplemente, porque quiero que todos sepan lo que yo aprendí después de esta terrible experiencia.”

Resumimos entonces algunos puntos:

1. Tengan en cuenta que sus síntomas probablemente no se parecerán en nada a los que padecen los hombres.

Se dice que muchas más mujeres que hombres mueren en su primer (y último) ataque cardíaco porque no reconocen los síntomas y/o los confunden con los de una indigestión. Entonces, toman un digestivo y luego se van a la cama esperando que la molestia desaparezca durante la noche.

Un punto importante es que también -por razones culturales- las mujeres estamos acostumbradas a tolerar el dolor y la incomodidad más que los hombres.

Queridas amigas: Quizá sus síntomas no sean iguales a los descritos anteriormente, pero, por favor, no pierdan el tiempo.

LLAMEN a la AMBULANCIA, si sienten que su cuerpo experimenta algo ‘extraño’. Cada quien conoce el estado natural (normal) de su cuerpo. Más vale una ‘falsa emergencia’ a no atreverse a pedir ayuda y perder la vida…

2. Noten que decimos ‘llamen a los Paramédicos de Emergencia/Ambulancia’. AMIGAS, el tiempo es importante, no traten de manejar ustedes ni dejen que sus esposos o familiares las lleven al hospital. Además de que nadie está en condiciones de manejar sin que los nervios lo traicionen, los síntomas pueden agravarse camino al hospital y complicar las cosas.

Tampoco es recomendable llamar AL MEDICO DE FAMILIA para que venga a la casa. Además de perder minutos preciosos, pocos doctores llevan en su automóvil el equipo ‘salvavidas’ necesario en estos casos; la ambulancia, en cambio, sí está totalmente equipada. Principalmente, tienen el oxígeno que necesitarán de inmediato. En todo caso, el hospital notificará al doctor después.

3. No crean que no pueden padecer un ataque cardíaco porque su colesterol es normal o ‘nunca han tenido problemas cardíacos’. Se ha descubierto que el colesterol por sí solo (a menos que sea excesivo) raramente es la causa de un ataque cardíaco.

Los ataques al corazón son el resultado de un estrés prolongado que hace que nuestro sistema segregue toda clase de hormonas dañinas que inflaman las arterias y el tejido cardíaco. Por otro lado, las mujeres que están entrando en la menopausia o ya la pasaron, pierden la protección que les brindaban los estrógenos, por lo que corren igual riesgo de padecer problemas cardíacos que los hombres.

Un cardiólogo dijo que si todas las que recibimos este mensaje lo enviamos a 10 mujeres más, podemos estar seguras de que al menos UNA vida se salvará. Por lo tanto, sé buena amiga y envía este artículo a todas las mujeres que te son tan queridas…”

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