Publicado en La Meditación
Hace algunos años solía observar las diferencias entre los dis tintos conductores de tranvía de la ruta de la avenida Indiana, de Chicago.
Muy a menudo quedaba esta calle bloqueada por autos mal estacionados o por enormes camiones que maniobraban en todos los carriles.
Algunos conductores de tranvía montaban en cólera, tocaban furiosamente las campanas y gritaban a los choferes. Acababan seguramente el día con los nervios en punta, hipersensibles; y eran una amenaza para su esposa y sus hijos.
Otros, en cambio, esperaban largos minutos con paciencia, silbando tranquilamente una tonada, limpiándose las uñas, o escribiendo sus informes.
Frente a una misma situación objetiva, unos llevaban una vida infernal de enojo y tensión nerviosa; otros tenían un empleo agradable, descansado, y con tiempo suficiente para reposar.
S. I. Hayakawa