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La vida es una prueba
El hombre de hoy ha perdido un poco de vista el sentido de la vida, porque la vive como si ésta fuera definitiva. Y entonces trata de aprovecharla al máximo, gozando de todo, buscando exasperadamente el placer, porque “hay que pasarlo bien en este mundo”.

Sin embargo los Sabios nos dicen que esta vida terrena no es definitiva ni única. Que no es definitiva, todos lo sabemos, porque todos morimos algún día. Y que no es única, también nos han dicho los Santos, que no mienten, y Jesucristo, que es la Verdad, que más allá de esta vida en la tierra, hay una Felicidad eterna y una Desgracia también eterna.

Si miramos un poco a los hombres de la actualidad, nos daremos cuenta de que, a pesar de que la muerte es algo que llega con seguridad a la vida de todos, sin embargo nadie quiere pensar en ella, porque se la ve como algo triste, como el fin del goce de este mundo.

Pero hay que entender que la vida humana, la vida en la tierra, es un tiempo de prueba que se concede al hombre para merecer, según sea su obrar, el Cielo o el Infierno.

¡Pobres de quienes creen en la reencarnación y errores por el estilo!, porque se llevarán una grandísima sorpresa cuando, al morir, sean juzgados por Jesucristo, y allí mismo se decida su suerte eterna, sin posibilidad de volver a vivir nuevamente, ya sea como hombre o como otra criatura.

Pero esta prueba que es la vida humana, prueba de fe, no es querida por Dios. No es Dios el que pone a prueba al hombre, porque Dios sólo quiere el bien y de Él no puede venirnos nunca ningún mal; sino que es el demonio quien quiere esta prueba, quien nos prueba con mil contrariedades, dolores, desgracias y tentaciones. Dios las permite, a veces, porque con su ayuda el hombre, si lo quiere, puede salir victorioso, y entonces sale de la prueba fortificado, se va haciendo santo, hasta terminar su vida en el mundo en un acto de triunfo.

El hombre no pide nacer y existir, pero Dios lo ha sacado de la nada y le ha dado el ser, y ya no lo destruirá jamás. Por eso es tan importante que el ser humano se dé cuenta de que, si está vivo, en realidad está embarcado en la más grande y riesgosa aventura de la vida, aventura que puede tener un final feliz o trágico, y esto para siempre.

Pero el diablo y sus seguidores se encargan minuciosamente de que esto no se diga a los hombres, no sea que poniéndose a reflexionar un poco, lleguen al conocimiento de esta verdad, y se den cuenta de la importancia que tiene el vivir bien esta vida.

Somos el actor principal de una película maravillosa, que es nuestra propia vida, y nosotros determinamos cómo terminará el film. Ayudas de Dios no nos faltarán, si las pedimos en la oración, rezando mucho porque Dios ha establecido que dará sus dones, sí, pero con la condición de que se los pidamos insistentemente.”