Publicado en Los Hijos
Mis hijos vienen hoy.
Son bien intencionados, pero se preocupan demasiado por mi.
Piensan que debo poner una baranda en el pasillo y un teléfono en la cocina.
Quieren que alguien esté conmigo cuando me baño.
En el fondo, no les gusta que viva yo sola.
Ayúdame, Señor, a agradecer su interés. Y a ellos ayúdalos a entender que debo hacer lo que pueda mientras pueda.
Tienen razón cuando hablan de riesgos. Podría caerme. Podría dejar encendida la estufa. Pero no hay estímulos, ni triunfos, ni vida verdadera, sin los riesgos.
Cuando eran niños, subían a los árboles y montaban en bicicleta. Yo vivía aterrada, pero los dejaba hacer.
Porque reprimirlos hubiera sido lastimarlos.
Ahora nuestros papeles se han invertido. Ayúdalos a comprender. Líbrame de ser terca o desagradable.
Pero no dejes que les permita sofocarme.
Elise Maclay
