Publicado en Oraciones
¡Oh Madre Santísima de Jesús!,
venimos a ti como a la fuente viva que refrigera,
como a la llama que calienta, como a la aurora que disipa las tinieblas,
como a la Madre siempre atenta a las necesidades de sus hijos.
Hay horas en que el camino de nuestra vida es duro.
No es fácil andar siempre con paso igual en el camino del deber.
Hay días en los que todo es carga. Pero tú, ¡oh Madre admirable!, haces todo fácil.
Y sin embargo, no quites el sacrificio de nuestros caminos, como Dios tampoco lo quitó del tuyo,
pero facilitas el esfuerzo haciendo que crezca el amor.
El amor, siempre vencedor en ti, te hizo decir en el umbral de tu destino: “Hágase en mí según tu palabra”.
Esta palabra de adhesión al amor que te guiaba, jamás la retiraste. ¡Oh María!, que tu ejemplo sea nuestra fuerza. Amén.