Publicado en Oraciones
Oh Madre, que conoces los sufrimientos y las esperanzas de la Iglesia y del mundo,
ayuda a tus hijos en las pruebas cotidianas que la vida reserva a cada uno y haz que,
por el esfuerzo de todos, las tinieblas no prevalezcan sobre la luz.
A ti, aurora de la salvación, confiamos nuestro camino en el nuevo Milenio,
para que, bajo tu guía, todos los hombres descubran a Cristo, luz del mundo y único Salvador,
que reina con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.