Notas al margen
Por: José Neira Rey
1.- Las reacciones que en Colombia, ha suscitado el reciente fallo de la Corte Internacional de Justicia ,de la Haya, sobre la delimitación marítima y el reconocimiento de la soberanía sobre todos los cayos del archipiélago de San Andrés, es una demostración clara y rotunda, de lo que en términos de realidad socioeconómica, política y jurídica, representan y significan las áreas, zonas y regiones perimetrales fronterizas.-
Y, más, cuando enfrentan, sacudones, análisis y confrontaciones nacionales e internacionales y se evalúan sus implicaciones, cuando se alteran los factores, que las caracterizan o determinan.
La inmediata actitud de habitantes y pescadores, así como las preocupaciones que surgieron y que obligaron a los representantes del alto gobierno, a su desplazamiento hasta la isla de San Andrés y al dialogo con la gobernadora y los sectores más representativos, pone de manifiesto, que cualquier espacio del territorio nacional, establece vínculos y prioridades.
2.- Y, vale lo expuesto, porque si se examina con cuidado y rigor, lo que sucede en las fajas territoriales fronterizas, los hallazgos, constituirían motivo no solo de atención ,sino de honda y muy profunda preocupación, no solo por los problemas de infraestructura vial y servicios básicos, sino por la indiferencia ante la competitividad y el avasallamiento de múltiples elementos de juicio, que el centro, si los capta, no le otorga importancia, porque el problema les parece lejano.
Y ,estas afirmaciones no son arrebatadas, ni falsas, porque más del 53% del territorio nacional pertenece a los Departamentos periféricos fronterizos con tierra y mar, y – léase bien – sin contabilizar las zonas costeras del Atlántico y el Pacifico, con la salvedad de Nariño y la Guajira , que incrementarían el porcentaje –obligando a ampliar el porcentaje e incluir a Cauca, Choco, Antioquia, Bolívar ,Sucre y Atlántico.
3.-Como los actos jurídicos, deben ser respetados, lo que vale ahora- y, antes que sea demasiado tarde o se complique el ambiente -es procurar, llegar a entendimientos con los países vecinos o más próximos ,con el fin de llegar a Acuerdos, que precisen e identifiquen, no solo guías de tránsito para personas, vehículos y mercaderías, sino para la estructuración, expedición y puesta en marcha de auténticas y ejemplarizantes políticas de Estado, con las cuales se incentive y estimule la creación de fuentes de empleo y el aprovechamiento de ventajas comparativas y desarrollos, que solo pueden ser útiles y bien aplicadas, si la convergencia de las voluntades institucionales y la confianza empresarial es : clara, evidente, permanente y demostrable.
Esto, que es básico para los desarrollos de cualquiera zona fronteriza y que reiteradamente se ha expuesto y solicitado a las autoridades de turno, para que verdaderamente se inicie y proyecte un proceso de transformación y cambio, exige un núcleo directivo capaz, perseverante, dinámico y transparente y ,que supere la tradicional ,equivocada y fácil conducta de lo individual ,lo inmediato y por la vía de los atajos, que no ha permitido el giro que se necesita y la irrupción de la periferia, en el concierto de la presencia y la participación.
Como las crisis, también generan oportunidades, esto que ha ocurrido en ultramar, y en una zona fronteriza ,hay que recibirlo, como una ocasión propicia y abierta, para pensar en grande y valorar lo mucho que hay por hacer en las zonas y regiones fronterizas, que siguen esperando un cambio de actitud y de conductas, del centro con la periferia.