A veces emitimos comentarios que alteran a otro debido a que a la hora de hablar no tenemos en cuenta su estado de ánimo,el lugar y las circunstancias del momento.
Así las cosas, si alguien necesita tranquilidad, terminamos azarándolo.
Al eufórico, lo desanimamos y al susceptible, hasta lo podemos hacer llorar.
No sé hasta dónde pueda influir una opinión, pero de todas maneras hay que ser cuidadosos al emitirla. No falta el que viéndonos preocupados mientras buscamos algo importante dice: "Seguro que eso ya se perdió", "ni lo sigas buscando que no va a aparecer", "a lo mejor se fue entre la basura que ya botamos".
Y qué decir del “aguafiestas” que al vernos salir muy animados en ropa deportiva, nos advierte: "lleva paraguas porque este calor es señal de lluvia", "no te confíes del sol porque uno nunca sabe…" "Ojalá no vayas para un asado porque el día está como nublado".
"En pleno verano, hasta granizo cae". Mejor ni hablar del “fatalista” que en la sala de espera de una clínica, dándoselas de vidente, sale con algo así : "Por la cara del médico presiento que nos va a dar una mala noticia". "La operación salió bien pero para mí que falta lo peor", "es mejor que se vaya preparando antes de abrir ese sobre con el resultado".
¡Ah! Olvidaba nombrar al “malasuerte” que viendo un partido de fútbol nos desanima con predicciones como estas: "Algo me dice que vamos a perder", "fijo que van a botar ese penalti", "mejor que se acabe el partido porque ya ni empatan", y lo peor de lo peor, es que cuando nuestro equipo mete un gol, viene la sentencia: "¡lo van a anular!"
Suele suceder también que se predice algo malo cuando en realidad lo que se desea es justamente que pase lo contrario.
De todas maneras, inclinarse por el lado negativo de los acontecimientos es peligroso porque se puede volver costumbre y sin querer resultamos "en el lugar equivocado" siendo otra la intención. Finalmente, creo que a todos nos pasa que, por ejemplo, el abrir un tipo especial de correspondencia, nos produce temor; buscar algo con afán nos genera ansiedad, etc.
Por eso pregunto: En circunstancias como esas, ¿Quién puede soportar la compañía de un "pájaro de mal agüero"?
RECORDEMOS SIEMPRE HABLAR PARA CONSTRUIR, EXHORTAR, EDIFICAR. !!!SOMOS RESTAURADORES, NO DESTRUCTORES!!! QUEREMOS UN CAMBIO, EMPECEMOS A DAR NOSOTROS ESE PASO.
Nubia Narváez