Publicado en Oraciones
Generalmente uno ora y pide. Pide a Dios
una y otra vez. Es nuestro Dador y por lo tanto, todos esperamos que nos de.
Una vez que nos concede lo que le pedimos muchos le damos las gracias. Claro
está que hay otras maneras de pedir y recibir;
entonces habrá que hablar de fe.
Con base en la fé, quienes pedimos a Dios, sabemos de antemano
con gran certeza que lo que hemos pedido ya viene en camino.
Actuamos con fé no sólo en Dios sino
también con confianza en nosotros mismos porque consideramos que reunimos los
méritos espirituales suficientes para merecer lo que hemos sembrado en el
pasado. De ahí, la certeza que debemos adquirir al afirmar que cada día trae su
propio afán.
Pero, cuando se trate de hacer cada quien
sus propios méritos ¿qué es lo que hay que hacer? O, dicho en otras palabras: ¿qué es lo que se
espera de uno para poder disfrutar de lo que se pide o quiere? Las respuestas pueden variadas según la
persona y las circunstancias de la vida por las que esté pasando.
Es muy bueno pedir porque Dios siempre
está dispuesto a darnos. Pero, es muy necesario darnos cuenta que también
debemos poner de nuestra parte para merecer lo que estamos pidiendo. Entre lo
poco que se nos pide para poder recibir lo que estamos pidiendo se pueden citar
algunas acciones, algunos procedimientos, actitudes y formas de pensar y sentir
sobre las cuales debemos centrar nuestra manera de obrar a fin de reunir los
méritos suficientes. Nada es gratis en la vida y cuando es así sólo lo que
estaremos consiguiendo es enseñándonos a
inmerecidos y entonces no tendremos el mérito que nos brinda el esfuerzo que es
el precio que debemos pagar por merecer lo pedimos. Si obramos de buena fé y no
nos hacemos daño a nosotros mismos ni a los demás, estamos en el camino
correcto así nos parezca que tengamos que hacer más esfuerzos adicionales.
Cualquiera que sea la habilidad o el
aprendizaje que queramos desarrollar para derivar de ella lo que queremos
disfrutar siempre exigirá esfuerzos y mucha atención, entre mayores méritos
hagamos cabe esperar que cada vez vayamos acertando más en las decisiones que
tomamos.
De ahí, que en la medida que caminos en
la dirección correcta, poco a poco pero,
siempre progresando así no lo notemos al
principio, cada vez más nos estaremos siendo merecedores de convertirnos en
ganadores más a menudo.