Por Alberto Mendoza Morales
Colombia es un país implantado en la franja ecuatorial del planeta, con un territorio amplio, heterogéneo, bien situado. Contiene un generoso patrimonio natural, con materias básicas de considerable demanda en el mundo globalizado de hoy. Es un país geográficamente variado, hábitat de un grupo humano de notable disposición para la supervivencia, el trabajo, la creación. Territorio forestal, agrícola y minero del planeta, apto para procesar CO2 y producir y distribuir alimentos y materias primas elaboradas. País pulmón y país despensa.
En el mundo de hoy escasean los productos minerales y alimenticios, es previsible que en el futuro se acentúe dicha escasez frente al acelerado crecimiento poblacional. Las naciones tecnológicamente avanzadas se han dedicado a la industria, han agotado sus minerales, descuidaron la agricultura. Algunas no tienen manera de impulsarla. Tendrán que importar minerales y alimentos. Hay y habrá descomunales demandas para alimentar pueblos enteros, para impulsar complejos agroindustriales enormes. También aumentará el requerimiento de zonas forestales. ¿Cuál es la vocación de Colombia?
La vocación de Colombia, su llamado esencial, está en organizar e impulsar conscientemente un país de excelencia humana, en tareas agrícolas, forestales, mineras, artesanales, industriales, sistematizadas y tecnificadas, empleadas en abastecer la demanda interna y atender con su potencial ecuatorial la demanda mundial visible y previsible.
La producción de bienes agrarios básicos es nuestra tarea. Exportar una fracción de esa producción será nuestra contribución mundial. Vía productiva, apta para establecer relaciones dignas e igualitarias con otras naciones. Desde una visión geopolítica realista, reivindiquemos a Colombia como una “franja verde del mundo”, organizada como una “despensa del planeta”.