El hombre que paró al desierto

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Publicado en Arboricultura, Ecología

Un hombre que con sueño en mente puso freno al éxodo rural y fortaleció el nivel de autosuficiencia alimentaria, es hoy en día un gurú de la lucha contra la falta de agua. Conozca su historia.

Yacouba Sawadogo, un campesino burkinés, se asignó en 1974 la misión de replantar su región reintroduciendo el Zaï, un método de cultivo tradicional olvidado. Su meta: restaurar la agricultura en unas tierras áridas afectadas por la desertificación.

40 años más tarde, y después de recibir burlas y críticas, la técnica floreció y fue aplicada en 8 países del Sahel. A la fecha, más de 3 millones de hectáreas de tierras burkinesas estériles han sido rehabilitadas. Pero, ¿cómo fue el proceso? (Lea: Aprenda a mantener la calidad del suelo en épocas de sequía)

Cuando en los años 1970, las poblaciones de Burkina Faso huían del avance del desierto y su procesión de tierras estériles, este paisano nativo del pueblo de Gourga sólo tuvo un objetivo en mente: repoblar la región. Es decir, lograr lo imposible a los ojos de muchos.

Decidido a que crecieran semillas en un suelo afectado por la sequía, el hombre implantó una técnica de agricultura tradicional que, luego de esfuerzo, dedicación y constancia, dio frutos y demostró que su idea no era descabellada, como muchos decían.

Rendimientos cuadruplicados

Llamado Zaï, el método consiste en cavar hoyos de unos 20 centímetros para depositar estiércol y compost al lado de las semillas. Después de tres años de experimentación con diversas técnicas, el treintañero obstinado de entonces creyó firmemente en las promesas del Zaï. Y acertó. (Lea: 10 plantas para tener en cuenta)

Desde las primeras lluvias, el resultado fue evidente. Los rendimientos se multiplican por dos, y hasta por cuatro. Yacouba tuvo éxito ahí dónde la máquina de la ayuda al desarrollo luchó desde décadas atrás. Lejos de enorgullecerse de este éxito, cogió su moto y recorrió los caminos de Burkina Faso para enseñar el Zaï a los agricultores.

La importancia de plantar árboles

Él que es conocido mundialmente como “el hombre que paró al desierto”, tuvo con Ali Ouédraogo el ingenio para mejorar el método ancestral mediante la plantación de árboles, con la idea clara de que las plantas ayudan a mantener la humedad del suelo y favorecen la infiltración natural del agua. (Lea: La agricultura mundial se protege de la sequía con lluvia sólida)

“La gente pensaba que estaba loco cuando empecé a plantar estos árboles. Es ahora cuando se dan cuenta de los beneficios del bosque”, indicó Yacouba Sawadogo.

Éxito en el Sahel

Tal y como Elzéard Bouffier de Jean Giono, el hombre con ahora 66 años plantó así 30 hectáreas de bosques. Una cubierta vegetal hecha de especies locales. El Zaï ya cruzó las fronteras de Burkina, y da ejemplo desde entonces en 8 países del Sahel.

Hasta la fecha, el método ancestral mejorado permitió rehabilitar más de 3 millones de hectáreas de suelos estériles, en la tierra de los hombres íntegros, ayudando así a la rentabilidad del sector y a la economía de los productores. (Lea: Cultivos hidropónicos, alternativa de alimentación bovina en verano)

La mejora de los rendimientos generó mayores ingresos para los agricultores, puso freno al éxodo rural y fortaleció el nivel de autosuficiencia alimentaria. Con el apoyo de los expertos internacionales, Yacouba Sawadogo fórmula hoy un deseo: “Me gustaría que la gente tuviera el valor de crecer a partir de sus raíces.”

Fuente:

http://www.contextoganadero.com/reportaje/yacouba-sawadogo-el-hombre-que-paro-al-desierto

Ver video:
https://www.youtube.com/watch?v=FhmK0vnZPSU

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