Publicado en Correspondecia Recibida, VISIBILIDAD
Se olvidan de Colombia a menudo los presidentes.
Eso de demuestra la falta de contexto que sus cabezas cerebros tienen así como todo el grupo que les rodea.
El uno no por rabia consigo mismo, al sentirse defraudado por el otro. Ese orgullo traducido en creciente resentimiento no le deja ver más allá de las narices. En realidad nunca lo ha hecho. La ley de Causa y Efecto en el momento oportuno comenzará a manifestarse en lo que vaya recogiendo o ha ido recogiendo. Todo tiene su tiempo pero de que llega llega, llega, así uno se esconda debajo de una piedra…
El otro, debió confundir la astucia por la inteligencia. Está manejando un vehículo con 47 millones de pasajeros y también su egoísmo, le ha hecho dar virajes, alejados de lo que le conviene al país.
El uno, ve el NO a la paz como un capricho porque cree que aún cree en sus métodos arcaicos, no sabe que tuvo su oportunidad y la desperdició porque al igual que la guerrila cree que el poder sólo nace del fusil. Ahora que el otro lo intenta a su manera, la envidia no lo deja meditar de veras. Obstinado cree que sólo con sus mano firme y juicio fuera de contexto la impondrá. Secree el único que puede pensar por todos y sobre todos.
El otro piensa que con obtener su paz y “curarse en salud” una vez firmada, con eso se diferenciará del otro y lo superará. Piensa que esto es una carrera a costa de mermelada y no más.
Ambos egoísmos, nos lo han tratado de imponer a través de los distintos medios medios de comunicación. En realidad Colombia les importa un pito.
Seguirán jalando cada uno por su lado, como la caricatura de los dos jumentos que tienen en común un lazo que los une sin soportarse el uno al otro, jalando cada uno por su lado, pero, ambos con insaciable hambre de poder.
¿Hasta cuándo se van a dar cuenta de que Colombia y las generaciones presentes y futuras necesitan que todos veamos que la paz no es un pulso de simple matones de barriada?
JOSÉ DOLORES
