Lo anteriormente mencionado es una expresión que se transformó en una frase de cajón para imponer cierto producto en el mercado. Sin embargo, mucha gente la terminó aceptando para su modo de ser, sentir, hacer y tener.
La envidia puede venir a nosostros de la manera más sutil e inavertida, y nuestra reacción, puede ser diferente en cada caso. En algunas ocasiones decimos a los demás y tratamos de decirnos a nosotros mismos, que no la sentimos o nos reafirmamos en que no podemos mostrar esa “debilidad”…
Pero veamos a qué estamos expuestos:
a) ¿Habitualmente piensas o expresas a otros de lo injusta que es la vida con unos y otros, incluso contigo (a) mismo (a)?
b) ¿No resistes la tentación de compararte en cuanto a lo que tienes de vez en cuando con otros?
•c) ¿No puedes admirar de una manera sencilla a otra persona por lo que tiene o ha hecho o escalado socialñ o profesioonalmente, sin rematar al final de tus comentarios que en cierta forma busquen rebajar su mérito?
d) ¿A falta de creer que puedes lograrlo, buscas aferrarte a creer que puedes llegara ser igual o tener lo que otra persona es o tiene?
e) ¿Eres de aquellas personas que astutamente y disimuladamente estás haciéndote la “víctima” invariablemente bajpo cualquier circunstancia en la vida?
f) ¿Presumes ante los de lo que tienes o de lo dices con tu comportamiento que tienes o eres o eres capaz?
Rand Randolph
