Publicado en AutoAyuda, Conocimiento, Creatividad, Habilidades, La Meditación, Trabajo / Empleos
En la definición de Trabajo consignadas en los diccionarios se encuentra: “Penalidades, miseria; Apuros o dificultades; Acción de trabajar; Obra hecha o por hacer; Ocupación retribuida; Uno de los factores de producción, opuesto al capital”. Como se puede ver, son pocas las cosas agradables contenidas en el significado de esta palabra.
Estos conceptos plantean unos puntos bien interesantes para reflexionar. Porque es una expresión muy común de las personas y muchas veces, escuchamos a diario: Ahí, trabajando… Es como si el único propósito de la vida fuera el de trabajar.
Y entonces, cuando se desea buscar soluciones a la ALTERACIÓN DE SALUD de una persona, una sugerencia planteada es: No trabaje. Muchas veces la forma como se toma el trabajo induce a la enfermedad. Pero, inmediatamente aparecen todas las razones condicionantes: “¿Quién va a proveer comida, ropa, vestuario, estudio, arriendo, obligaciones y un larguísimo etcétera?”.
Desde ese punto, la gente tiene razón. Pero la vida plantea el deber de vivir, y como no somos dueños de nuestra partida, debemos esperar al cumplimiento de nuestro tiempo para cambiar de dimensión. Y mientras tanto, ¿cómo empleamos nuestro tiempo?
No nos hemos planteado la situación de mirar nuestra vida en una absoluta inactividad. Pasar 24 horas diarias, todos los días, sin hacer nada, es algo terrible, enloquecedor. La vida es movimiento, y como la tenemos dentro, somos vida, somos movimiento; luego, lo mínimo por hacer es permitirle a la vida su manifestación y emplear nosotros ese impulso para hacer algo.
Además, todos tenemos unos atributos irrenunciables, unas habilidades con posibilidades de mejorarlas cada día y unas metas por alcanzar como propósito interno de nuestra vida. Todo esto lo hemos traído con nosotros al nacer e indudablemente vienen del Cielo. Luego, actuando en armonía con ese Plan Universal, nuestro hacer será fácil.
A una profesional que trabajaba con niños en cierta ocasión, le preguntamos si le gustaba su hacer laboral; respondió afirmando el gusto por ello. Preguntamos si se sentía útil para la sociedad con la labor desarrollada en el colegio donde laboraba, respondiendo en forma afirmativa. Luego, al preguntarle sí se sentía realizada por haber logrado alcanzar la posición quéjenla y con los logros obtenidos con los niños y los padres de ellos, respondió: “Esa labor llena muchas cosas en mi vida”.
Y finalmente, al preguntarle si tenía algún significado para su crecimiento interior su hacer, respondió: “A través de él he aprendido a conocer el significado de la vida y me he acercado más a Dios”.
Entonces le preguntamos la razón de llamar trabajo a su hacer; sugerimos no cambiar todas esas realizaciones y oportunidades ofrecidas por la vida por unos centavos; sugerimos dejar a la vida resolver todo lo necesario para ella y continuara su hacer sintiendo que estaba dando real cumplimiento al propósito por el cual había venido a este plano.
Para poder cumplir con el HACER, la vida te ha dado todo lo necesario para realizarlo; además te permitirá crecer, realizarte y nunca será un Trabajo: O sea, una Lucha, una Miseria, una Dificultad.
Las respuestas a estas sugerencias no se hicieron esperar: rápidamente mejoró su condición, ganando, además, un nuevo significado su hacer; disfruta cada instante de su vida y ha sabido hacerse dueña de su propia salud.
De nuestra parte, hace tiempo decidimos hacer solamente lo agradable; y de todo ello, lo considerado más fácil y placentero. Por eso disfrutamos de toda nuestra labor.
EFRAÍN LESMES CASTRO