Publicado en Correspondecia Recibida, Mujer
Hueles a mamá, cuando estás llena de ternura, de amor, de cariño, de comprensión.
Hueles a mamá, cuando juegas con tus hijos sin importarte qué pasó con tu arreglo, cuando vuelves a ser niña y compartes el yoyo, la pelota, las muñecas.
Hueles a mamá, cuando con estás con ellos y les cuentas cuentos. Cuando escuchas sus quejas y oyes sus problemas.
Hueles a mamá, cuando encuentras las palabras adecuadas en sus momentos tristes.
Hueles a mamá, cuando dedicas todo tu tiempo si están enfermos.
Hueles a mamá, cuando les permites invitar a sus amigos, sin preocuparte como te dejan la casa.
Hueles a mamá, cuando soportas las bromas pesadas. Cuando les hablas de sus deporte favorito así no entiendas nada.
Hueles a mamá, cuando les reprendes a tiempo e impones una disciplina dulce pero firme.
Hueles a mamá, cuando sabes decir sí y cuando sabes decir no.
Hueles a mamá cuando te afanas y preocupas por sus estudios.
Hueles a mamá, cuando procuras mejorar y aprender a ser mamá las 24 horas del día.
Hueles a mamá, cuando los besas, los abrazas, los bendices y les dices cuánto los amas.
Autor: Por conocer.
