La palabra

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Publicado en Conocimiento, Creatividad, Gimnasia Mental

Debemos ser conscientes de cada palabra pronunciada. Es curioso observar: Cuando se le pide a una persona re¬petir lo que acaba se decir, generalmente lo hace con otras palabras -y a veces con otro sentido-; si se le insiste en repetir las mismas palabras, difícilmente logra hacerlo.
De otra parte, en muchas ocasiones usamos palabras no conocidas. Cada palabra representa una idea concreta la cual deberíamos conocer para poder emplearla correcta¬mente. En la interpretación de las cosas, especialmente de salud, empleamos, para describir nuestra dolencia, la palabra de nuestro gusto o nuestro parecer o aquella supuesta ajustada a lo padecido. Esto puede llegar a convencernos de tener tal o cual enfermedad y finalmente adquirirla y llegar a padecerla.
Cuando se esté ante un terapeuta, debemos expresar lo sentido, con palabras propias. La interpretación del terapeuta (/a traducción a su idioma técnico o científico), debe corresponder realmente a nuestro padecer. No es fácil por el desconocimiento de la terminología, pero se puede acceder a su solución. A veces la confusión generada cuando hay dos o más diagnósticos distintos para la misma dolencia del paciente, es más perjudicial, pues la incertidumbre y la angustia posibles de alcanzar, pueden empeorar las cosas o generar situaciones más críticas.
Volviendo a la idea de darnos cuenta de nuestras palabras; veamos: si a una persona se le pregunta la hora, por ejemplo, mira el reloj y responde; pero, si se le vuelve a preguntar de inmediato, la mayoría de las veces debe mirar de nuevo el reloj para volver a contestar. Igual, si esta persona quiere tomar conciencia de la hora, debe nuevamente observar el reloj. No se dio cuenta de lo visto ni de lo dicho.
Si nos fijamos en lo dicho por las personas, la mayoría de las veces la verdad está velada. No somos capaces, por ejemplo, de hacer una pregunta directa. Veamos: si a alguien le interesa enviar algo a otro país o traer algo de allá y se entera de los viajes frecuentes de un conocido suyo a ese país, al encontrarlo le pregunta: ¿Y cuándo vuelve a viajar? ¿Y cuándo está de regreso?, no dice: necesito esto o aquello; dígame si lo puede y lo quiere hacer; y si puede y quiere hacerlo, hágame saber cuándo viaja.
Efraín Lesmes Castro

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