“¡La tierra la heredamos de nuestros hijos!”: proverbio africano

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“Había una vez una tortuga a la que apodaban “pescuezo de tortuga”, y entre sus amigos, en esa extensa sabana donde habái nacido hace muchos años, habían dos gansos con los cuales solía platicar.

En su hábitat, se produjo una sequía y se hizo difícil para todos sus amigos y vegetación, conseguir agua en la superficie o por debajo de ella.

“Pescuezo de tortuga” fué una de los habitantes que permitió que por el pedazo de Pacha Mama que heredó, decidieran, hicieran y deshicieran unos plantígrados de dos patas que no vivían allí y otros pocos que, aunque nativos ignorantes de las conseciuencias en el tiempo, aceptaron inermes lo que hacían en nombre del progreso de otros pocos y la pobreza futura de los propios.Pero lo anterior es por ahora “harina de otro costal” que se cocinará en otra entrega.

En esta ocasión, sólo quiero referirme a la pretendida huída o éxodo que “pescuezo de tortuga”, como respuesta al desplazamiento de la que muchos como ella, fueron sujetos pasivos (sin voz ni voto).

Al escuchar que los gansos emigrarían hacia otros lugares en busca de agua y ver que lejos de solucionarse los problemas en su hábitat, empeorarían en muchos sentidos, decidió huir de allí junto con los gansos.
Su plan B ( el A exigía demasiado tiempo que no tenía), la entusiasmó tanto que empacó y aunque tarde, llegó al lugar donde los gansos estaban por levantar vuelo. Les planteó su idea de ir con ellos y a sus reparos, les impuso que con sólo un palo que cada uno de ellos en sus extremos sostuviera en su pico y, que ella, haciendo lo propio sostendría por el medio, juntos podrían ir hasta el fin del mundo.

A regañadientes y medrosos, los gansos aceptaron la propuesta de la parlanchina tortuga quien ya se creía capaz de todo resolver (¿o aceptar?). Ella, sabía dentro de sí, que aún podía sobrevivir con el agua que espóradicamente caería de la lluvia mientras esperaba que las cosas cambiaran. Sin embargo, pensó que la tierra heredada ya era de otros que no la querían sino sólo para desangrar sus venas.
Y en realidad, se sentía que ya no estaba en su hábitat, no iba a luchar por lo que ya le habían dicho que no era suyo, eso se repetía una y otra vez.

Con cierta dificultad al inicio, lograron remontar vuelos los gansos. Habían acordado por razones de seguridad, sobrevolar a escasos dos metros de la superficie de la llanura por unos minutos, mientras ésto pasaba, sus amigos en la tierra, veían el espectáculo con incredulidad y estupor, gritándole unos en monosósilabos: -”SUPERTORTUGA”, “PLATILLO VOLADORr” y otros, victiriándola ¡Pescuezo de tortuga rra, rra, rra urra!, que la hicieron que la temeraria hazaña ya estaba lograda.

Ya, a muchos pies de altura, se sintió tan “inflada” en su ego, que prepotente no se aguantó las ganas de expresarle a su amigos los gansos lo que había pensado escribir en sus memorias.

Desafortunadamente, sus amigos los gansos, no alcanzaron a escuchar esas palabras que minutos después, desde esa gran altura se estrellaron junto con ella contra las rocas.

Pero tranquilo, amigo lector, yo si se cuál fue esa memorable frase que “pescuezo de tortuga” no alcanzó a ser escuchada y no los voy a dejar en ascuas porque soy el Viento que con ella bajó…

“Pëscuezo de tortuga” comenzó eufórico diciendo:
-”Este vuelo es un pequeño paso de “pescuezo de tortuga” hacia la civilización pero, un gran paso…(aquí pareció cambiar de idea y terminó sentenciando) hacia el abismo para todos.”

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