Publicado en Risa - Terapia
Me acordè ahora y como me acuerdo, les transmito el siguiente relato:
En un pueblo de cuyo nombre no quiero acordarme, tenìa que pasar por una calle casi todos los días, un chino (de la China). Lo hacía en razòn de su oficio pues lavaba, aplanchaba y entregaba a domicilio, ropa. Hoy en dìa eso no se ve.
Curro, era un vecino bromista que presto estaba para cuando el chino ocasionalmente, pasara por enfrente de su casa. Cuando ésto sucedía, Curro soltaba sus dos bravos perros con el fin de que sacaran corriendo al chino por toda la cuadra con su ropa de entrega al aire. Para Curro esto constituía el acontecimiento del dìa: ver la cara de terror que sus perros infundían en el chino.
No estando dispuesto a soportar más, el chino se dirigió a exponer su caso ante el Comandante de Policía de la localidad con el escaso dominio del idioma español del cual no podìa hacer gala.
Muy enojado, comenzó diciéndole el chino al Comandante lo siguiente (he Aquì la transcripción literal):
-”Siemple que paso pol esa cuadla, de imploviso me salen los pelos de Culo”
-¡¿Còmo?!
-”Si señol Comandante, asì como lo oye: me salen los pelos de Culo”
-¿Y usted qué hace?
-”Pues colel o quedalme quieto hasta que se entlen”
-Y si asì resuelve usted el problema, ¿para què vino a la Comandancia?
Justamente contrariado, el chino alzando su voz:
-”Pues a quejalme pala que Culo no los suelte màs”
