“Por sus obras los conoceréis”

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Publicado en Correspondecia Recibida

Notas al margen Por: José Neira Rey

1.- Nací en un hogar cristiano y fueron mis padres ejemplo de dedicación y consagración a su religión, al punto que fui educado en los primeros años por las hermanas de la Presentación y luego por padres jesuitas y hermanos de La Salle, sin que hasta la fecha, haya experimentado zozobra o malestar por haber recibido sus enseñanzas y proyecciones. Por el contrario, las exteriorizo con afecto y reconocimiento.

Esa formación especial y acumulada, no me ha impedido penetrar en el conocimiento y examen de otras religiones, comunidades sapienciales y fenómenos paranormales, así como en la investigación y confrontación de hechos y pareceres, en procura de la verdad y para reafirmar lo que hasta ahora he aprendido.

Lo anoto, sin temor y porque estoy convencido de la importancia de al menos una noción universal y del concepto de vida, en medio de estados, frecuencias, dimensiones y situaciones de muy compleja expresión ,comprensión ó entendimiento, si no hay un penetrar en los vericuetos de la historia ,en la existencia planetaria y del hombre en el transcurrir de los tiempos y edades, más la presencia y participación de ese algo superior que llamamos Dios, que como decía Voltaire “ Si no existiera, habría que inventarlo “ y porque en el Todo no hay nada al azar y lo que existe, no ha surgido sin una causa y un sentido cabal de jerarquización y correspondencia.

Y, me afirmo en esto, porque siendo aún ignorante, comprendo que no estamos aquí por capricho ó sin venir ha aprender, servir y cumplir una función ó tarea.

2.- Todo lo expuesto ¿Para, qué? Para solidarizarme con quienes piden no solo un juicioso evaluar de los hechos, sino prudencia y un atinado criterio ante las situaciones que a nivel global, se vienen sucediendo y publicitando, no solo con la Iglesia Católica, el mundo judaico o hebreo, el budismo, el hinduismo y el Islam, así como en el sinnúmero de agrupaciones, sectas y expresiones espiritualistas, chamanistas y científicas – de ayer y de hoy – que se han mantenido o han venido surgiendo en todos los continentes, ante la irrupción de enfoques ,disyuntivas y parangones que pueden confundir a muchos y en especial, ante los incuestionables cambios y transformaciones que en diverso orden ,estamos experimentando, hasta en lo atmosférico, climatérico y ambiental.

Hay, tal afán de protagonismo y figuración, que si bien hay hechos desastrosos y humillantes como han sido los denunciados de pedofilia, exclusivismo y violencia religiosa -que deben ser estudiados, sancionados y promoviendo soluciones-, también es evidente, que la disgregación por el deseo de hacer predominar enfoques y teorías- sin valorar su trascendencia y fundamento existencial, ni penetrar en el mismo proceso del hombre- pueden conducir a un colapso en los principios que deben regir a toda sociedad. Y al desbarajuste de la conducta humana, si no hay una mayor aproximación y unidad en procura del hallazgo de la verdad. Y, esencialmente de : Dios.

3.- Quienes nos atrevemos a opinar, sobre diversos temas, muchas veces experimentamos una inocultable sensación de temor, por miedo a equivocarnos ó de no saber interpretar las sensaciones y pulsaciones dominantes , que se mezclan diariamente con esa maleable y dispersa opinión pública, que a veces se agita y embravece por simplezas y en otras, pareciera no importarle las titilantes y a veces pálidas configuraciones en las directas ó difusas manifestaciones de la realidad de nuestro mundo.

Y, porque si bien es evidente, que “La verdad, os hará libres “, también es incuestionable y cierto que debemos velar por ella, cuidando y respetando la libertad, que también tiene sus exigentes utilizaciones.. Además, una cosa es sentir y vivir una noción o concepto religioso, espiritual o metafísico y otra muy otra, tolerar, amparar o aceptar que embaucadores engañen a las gentes, buscando su provecho individual o de grupo, aparentando ser ovejas e ilustrados pastores para sus fines y prospectos personales mentirosos, protervos e ignominiosos.

Definitivamente el “ Por sus obras, los conoceréis”, encierra toda una filosofía.

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