Vigencia, Herencia y Política

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Vigencia, Herencia y Política
Esto tiene que ver con la comprobada ineficacia política de los delfines, la inutilidad de la insistencia de la vigencia de los varones de la política cuando ya su oportunidad histórica ha pasado y la persistencia de un pequeñísimo grupo cuyas caducas tesis tercamente pretenden “montar” a toda costa.
De hecho doy por hecho, que ninguno de los anteriores tres accidentes históricos se darán por aludidos en este artículo, simplemente porque creen que aún no han tenido el poder y la oportunidad total para resolver los problemas del mundo…¡tanto pretenden!
Los tres grupos que pueden ser de “amigos”, familiares o apegados a una ideología, hayan o no estado en el poder, tienen como característica común su probada impotencia para cumplirle a la patria; sus “equivocaciones” sólo son el disfraz de su inutilidad. Todos, de disfrazada o descarada manera, han ejercido la fuerza bruta (porque sus hechos lo atestiguan), para tratar de imponer sus intereses muy particulares por cierto y que saben ocultar solapadamente, mientras encuentran el apoyo que necesitan. Y para ello, son a veces camaleones, Fouché, dragones, Caínes, Pilatos, etc.
Los varones saben que la erosión del tiempo los hará desaparecer por más que hayan alargado su vigencia y se hayan atravesado a las nuevas ideas y generaciones. Los delfines suelen aparecer como una carta de debajo de la mesa entonces. Generalmente, los delfines repiten lo que han visto, oído y han estado haciendo sus ancestros o los varones mientras crecían. No aportan nada nuevo, sólo hacen el papel de placebos y herederos de lo mismo. No hay cambio.
Por otro lado, el negociar la paz, para cualquiera de las tres partes es sólo eso: un negocio. Cada quien busca nada ceder de lo que considera propio o se han apropiado, así no lo merezca o no lo tenga; ve también de què puede apropiarse a como dé lugar, si no por las malas, entonces mediante “nuevas” estrategias engañosas, caballos de Troya o cañando. Es un “negocio” de donde hay que sacar la mayor tajada sin dar ni pagar nada a cambio porque a nombre (a costillas) del pueblo, la patria y del futuro, es que se cobra; nadie quiere poner de su parte y sólo se pretende tener derechos antes que deberes.
Las nuevas generaciones arrastran un pecado original de unos pocos que tienen mucho y otros que con violencia se quieren montar sinmerecer, la desconfianza y la trampa priman, por eso, por ser un negocio, la paz es difícil de negociar. El egoísmo de las partes (porque eso son: sólo partes que hacen mucha bulla pero también sólo eso), disfrazado de muchas formas, ahoga a la patria y sus esperanzas representada en el derecho de las nuevas generaciones. No hay desprendimiento, no hay perdón, sólo se piensa en la trampa por las partes en contienda.
Los contendientes cada día se sientan aquí y allá y todos hablan pero nadie escucha. No hay punto de encuentro porque ese es punto de encuentro es la paz y esta es una negociación en donde el gana gana se lo merece Colombia y no fue invitada a la mesa. Si la negociación se produce ojalá que ambas partes entiendan que todos estamos aún en deuda con Colombia y su futuro.

La persistencia en ver el paso de la paz como una negociación y no como un desarme en los corazones y un cese al fuego en los fusiles, continuará propiciando la continuación de la tara ancestral que afecta el espíritu y el desangre de las generaciones. No han bastado los hechos tales como desplazamientos, masacres, el hambre, la desigualdad, la discriminación, el abuso del poder, la concentración de la riqueza, el despilfarro y la corrupción, el asesinato de líderes y comunidad civil, la pérdida de derechos, la promoción selectiva de hechos selectivos, el ejercicio de la política como carrera delincuencial también, estos hechos deben cesar y si se es causa o efecto, si se es karma o no, los actores todos sin excepción, también deben cesar para no continuar sin parar con más de lo mismo

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