“LA VIDA, NACE DE LA MUERTE “

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Publicado en Correspondecia Recibida

Notas al margen                              Por: José Neira Rey

1.-Revolotea sobre el panorama mundial una actitud de inconformidad y rebeldía, que ha venido creciendo y extendiéndose de manera significativa y ordenada, así las manifestaciones –abiertas y públicas- hayan obligado a las autoridades, a la presencia de la policía, para controlar movimientos y evitar disturbios y situaciones de choque. Y, lo especial, de estas conductas manifiestas y en las que participan no solo los jóvenes universitarios, desempleados y personas mayores –incluidos los pensionados – y sin discriminaciones de género, es la superación y vencimiento de la pasividad e indiferencia, que son las peores actitudes, porque se está demostrando, que lo importante es actuar y sin violencia, reconociendo los factores en juego y obrando a la manera de una insurrección pacifica.

Esta inconformidad, expresa ,clara y sin temores, es el origen de los llamados Indignados y cuyo pedido es equidad, armonía y equilibrio, ante las exageradas ganancias bancarias, los desequilibrios monetarios, el manejo de los presupuestos ,créditos y servicios, junto a un desordenado y amenazante irrumpir del desempleo global, que empieza a preocupar Continentes y a colocar en primaria consideración la estructura económica y social de las grandes naciones, al observarse el envejecimiento de la población y el aumento de gastos y obligaciones que se deben cumplir.

Y, eso, que apenas se inicia y que aún no tiene agregados sobre todas las temáticas que hoy sacuden y confunden a la humanidad, como las hambrunas de Somalia y Haití ó las situaciones de Libia, Siria, Grecia, Túnez y otras naciones cuyos casos son referencia continua dentro de las noticias mundiales y sin aludir a los temores que hoy tienen los grandes como la UE, USA, China, India, Rusia, ni mencionar lo que representa el cambio climático y las transformaciones que se están operando, demuestran inequívocamente que nos hallamos ante unas nuevas perspectivas y en todos los campos, porque son : sociales, económicas, políticas y con implicaciones- sin excepción- sobre todos los seres vivos, empezando por los humanos.

2.-Ante esto, que es demostrable y evidente: ¿Por qué no intentar vivir en paz entre nosotros? ¿Por qué no asumir una conducta y postura, que conduzca hacia la eliminación de la guerra y la desaparición de los secuestros, los bombardeos y la fratricida actitud de matarnos entre nosotros mismos, ante la indiferencia y colectiva pasividad, sobre la violencia? Sí, llegó el momento de actuar y de reconocer prioridades.

 

En las últimas horas y ante lo que a diario está aconteciendo – y, desde hace muchos años – en las ciudades, pequeñas poblaciones y veredas, está empezando a surgir un clamor. Sí, el de buscar y propiciar la paz entre los colombianos. Sí, el hallar entendimientos y convenios inteligentes, que propicien desarrollos positivos y que eviten la barbarie y los desastres que han tenido por escenario nuestro país y con muertos, robos, atropellos y vejaciones bajo el imperativo de los desequilibrios existentes.

3.- La noticia que desde el viernes pasado dominó el ambiente internacional y alusiva a la muerte del exponente máximo de las FARC y con todos los complementos, giros, expectativas y supuestos que ha producido, bien podría servir para hacer un Alto en el Camino e iniciar –con la asistencia y decisiva participación de todos los sectores, estimulados por los prospectos políticos de una auténtica y ejemplarizante Unidad Nacional y de un gobierno que quiere marcar hitos – la obtención de la paz. Se ha dicho y es válido para el caso, que la oportunidad surge, hasta de lo que parece un absurdo ó como reiteraba Gandhi, quien exclamaba, que: “El árbol, para que forme su estructura, es necesario que la semilla muera, porque: La vida, nace de la muerte “.

Ciertamente, muchas veces entregamos las mejores oportunidades a lo que nada vale ó representa, sin comprender el significado y alcance de lo mejor y prioritario. Y, la paz, es algo básico y fundamental, para realizar la gran transformación, que para su crecimiento, tranquilidad y desarrollo, necesita Colombia.

 

 

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